Comentarios de PAAIPEC: Documento Central

PROYECTO PRIORITARIO 5: EVALUAR LAS INTERVENCIONES EN SALUD.

a) Monitorización periódica de indicadores incorporados a los cuadros de mando corporativos (Sicproi) relacionados con la implantación del PAI Atención a pacientes Pluripatológicos y de actividades relacionadas con nuevos roles profesionales.

b) Nº de proyectos de investigación compartidos entre atención primaria y hospitalaria que evalúen las intervenciones en salud en los pacientes crónicos;

c) Incorporación de indicadores, a los cuadros de mando corporativos, que permita monitorizar  el modelo de  abordaje  integral.

d) Evaluación del Encuentro anual impulsado por la Consejería de Salud en colabora­ción con Sociedades Científicas y Asociaciones Comunitarias

Comentarios existentes

29/08/2013 Maria Jesús Rodríguez Fernández
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WWW. portularia.es

abstract

Background: The social problems in families related

to multimorbid patients causes hospital stays for nonmedical

reasons. This paper presents the results of an

investigation conducted by the Unit of Social Work,

with hospitalized multimorbid patients with. The overall

objective is to demonstrate that with early social

intervention, social risk situations will not hinder or

delay hospital stays. Methods: Design: Hospital- based

retrospective study at the Medical Unit of multipathological

patients, San Juan de Dios, University Hospital

Virgen de las Nieves in Granada. From 01.01.2005 to 12-

31-12 - 2010. Sample size: The total number of patients

was 1184;, data were collected from social records and

social/family Rating Scale of Gijon (EG). Analysis: Quantitative

variables were expressed by location and dispersion

measures and qualitative variables by absolute

and relative frequencies. the _2 test was used fFor the

association between two nominal variables we used the

_2 test. Results: The mean age of patients was 78 years

(SD : 10.33). 52.7% were women. 55.3% of patients were

in social risk. Family withdrawal showed 32.5%. Family

interviews were conducted in 85% of cases. After their

hospital stay, 39.7% returned home. The average hospital

stay, after social discharge, was 16.8 days (SD =

21.28 days) and an associated median of 9 days. Conclusions:

Most patients entering with multimorbidity

diagnosis are in a social risk situation. Patients with different

levels of social risk, use different time amounts

of social intervention. Social risk situations do not prevent

hospital discharge.

keywor ds

Health’s Social Work; Multimorbid Patients; Social/Family

Problems; Social Discharge Planning; Gijon’s Scale.

Resumen

Introducción: Los problemas socio-familiares asociados

al paciente pluripatológico generan estancias hospitalarias

por razones no médicas. En este trabajo se presentan

los resultados de una investigación, realizada desde

la Unidad de Trabajo Social, con pacientes pluripatológicos

hospitalizados. El objetivo general es demostrar

que con la intervención social precoz, las situaciones

de riesgo social no obstaculizan ni demoran las estancias

hospitalarias. Métodos: Diseño: Estudio descriptivo

retrospectivo de base hospitalaria, en la Unidad Médica

de Enfermos Pluripatológicos San Juan de Dios, del

Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada.

Desde 1-1-2005 al 31-12- 2010. Tamaño muestral: El

total de pacientes fue 1.184, los datos se recogieron de

la historia social y de la Escala de Valoración Sociofamiliar

de Gijón (EG). Análisis: las variables cuantitativas se

expresaron mediante medidas de posición y dispersión

y las cualitativas mediante frecuencias relativas y absolutas.

Para la asociación entre dos variables nominales

se utilizo el test de _2. Resultados: La edad media de

los pacientes fue de 78 años (DT=10,34). El 52,7% correspondió

a mujeres. El 55,3% de los pacientes se encontraban

en riesgo social. Mostraron claudicación familiar

el 32,5%. Tras la estancia hospitalaria, regresaron

a su domicilio el 39,7%. La media de permanencia en el

hospital, tras el alta social, fue de 16,8 días (DT= 21,28

días) y una mediana asociada de 9 días. Conclusiones:

La mayoría de los pacientes pluripatológicos ingresan

en situación de riesgo social. Los pacientes con diferentes

niveles de riesgo social, consumen tiempos de

intervención social diferentes. Las situaciones de riesgo

social no obstaculizan el alta hospitalaria.

pala bra s clav es

Trabajo Social Sanitario; Pacientes Pluripatológicos; Problemas

Socio-Familiares; Planificación Del Alta Social;

Escala De Gijón.

Recibido: 2012.07.20. R evisado: 2013.01.16. A ceptado: 2013.02.07. P ublicado: 2013.06.01.

Correspondiencia: María Jesús Rodríguez Fernández. Hospital Universitario Virgen de las Nieves, Granada. Servicio

de Atención al Ciudadano. C/ Avda. de las Fuerzas Armadas nº 2, 18012 Granada. Tlfno.: (00-34) 958021508. E-mail:

mariaj.rodriguez.sspa@juntadeandalucia.es

Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236

DOI: http://dx.doi.org/10.5218/prts.2013.0008

Biblid [1578-0236 (2013) XIII-1, 67-76]

María-Jesús Rodríguez-Fernández1, Antonia García-Lizana2, Amanda-Rocío González- Ramírez3

y María-Angustias García-García4

Servicio de Atención al Ciudadano. Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada. España1

Universidad de Granada. España2

FIBAO - Fundación Pública para la Investigación Biosanitaria de Andalucía Oriental - Alejandro Otero. Granada. España3

Centro de Salud Albayzin. Distrito Sanitario Granada. España4

Trabajo Social con pacientes pluripatológicos

hospitalizados: intervención precoz en

situaciones de riesgo social

Social Work with Hospitalized Multimorbid

Patients: Early Intervention in Social Risk Scenarios

68 Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236

María-Jesús Rodríguez-Fernández • Antonia García-Lizana • Amanda-Rocío Gonzále z- Ramírez • María-Angustias García-García

Introducc ión

Los pacientes pluripatológicos (PP) en el ámbito

hospitalario, se identifican con una población de mayor

edad, mayor limitación funcional, mayor mortalidad,

consumen un número superior de estancias

durante su ingreso (Ollero et al., 2002). Habitualmente

presentan problemas sociales que afectan a la

recuperación del paciente y a la calidad de vida del

núcleo de convivencia (Fortin, et al., 2006; Tooth, et2008) y, de acuerdo con López et al (2009), ocasionan

al.,

estancias hospitalarias tras el alta médica.

Responder a esta diversidad y complejidad de problemas

exige una atención integral, interdisciplinar y

una coordinación constante entre el sistema sanitario

y otros sistemas de protección social, especialmente

con los servicios sociales. Con este enfoque, en España,

en la última década, se están introduciendo distintos

modelos organizativos y de gestión, como en el

País Vasco (Osakidetza, 2010) y Andalucía (Ollero et2007). En este abordaje integral e interdisciplinar

al.,

se considera necesaria la implicación del trabajador o

trabajadora social como profesional competente para

la planificación del alta, evaluación del riesgo social y

coordinación con recursos socio-sanitarios y sociales

(Ministerio de Sanidad y Política Social. Agencia de

Calidad del SNS, 2009).

Por su formación específica, desde los inicios

del Trabajo Social, y como se establece en la Guía

de Organización del Servicio de Trabajo Social en

Atención Especializada (Moral e Iglesias, 2000), los

trabajadores y trabajadoras sociales se ocupan de

estudiar, valorar, planificar y desarrollar estrategias

de intervención social dirigidas a resolver los problemas

socio-familiares de las personas enfermas y

de sus redes sociales más próximas, para que la enfermedad

no sea motivo de pérdida de calidad de

vida. Son el nexo de unión entre el ámbito sanitario

y social (Colom, 2008).

Facilitar la salida del paciente PP del hospital garantizando

la continuidad asistencial requiere realizar

la planificación precoz del alta hospitalaria, que

comprende la evaluación y abordaje de las necesidades

de cuidado del paciente, familia y entorno.

En la planificación del alta hospitalaria hay que

contemplar, además del alta médica, el alta social,

definida como “el alta que se da desde el servicio de

trabajo social, una vez que se considera que el problema

social se ha resuelto o se comprueba que no existía

(Colom, 2000: 288). En este proceso de intervención

proactiva el trabajador o trabajadora social realiza

la valoración del riesgo socio-familiar como vía

para priorizar la intervención, e interviene, tratando

de modificar las situaciones problemáticas, mientras

el paciente permanece ingresado para que el alta social

se produzca antes del alta médica.

Durante la permanencia en el hospital, con frecuencia,

el PP no puede recobrar su estado anterior

de salud, lo más probable es que se deteriore e incremente

el grado de dependencia y como consecuencia

va a precisar cuidados permanentes. Ello provoca

un impacto en la vida emocional y social del

paciente y su familia que suele alterar el equilibrio

que la misma tenía hasta ese momento. Este efecto

desestabilizador desencadena un proceso interactivo

que tiene que ver con la resiliencia, que como

dice Barranco (2009: 139) “la misma se forja en la”.

adversidad, en las dificultades a las que nos enfrentamos

en la vida y ayudan a que aparezca lo mejor que

hay en nosotros cuando somos capaces de superarlas

En este sentido, la intervención del trabajador o

trabajadora social hospitalario ayudará a encontrar

las fortalezas y capacidades del paciente y familia,

desarrollando estrategias de intervención dirigidas a

proporcionar apoyo emocional, promover habilidades

para la organización, negociación y reparto de

tareas que eviten la sobrecarga del cuidador o cuidadora,

además de identificar, movilizar y coordinarse

con los recursos sociales que posibiliten el regreso

al domicilio, o bien, facilitar el acceso a centros residenciales

alternativos.

En muchas ocasiones, la derivación a la Unidad

de Trabajo Social se realiza el mismo día que se le

comunica al paciente y/o la familia el alta médica.

Es en este momento cuando expresan la imposibilidad

de volver al domicilio por necesitar cuidados

y carecer de los recursos de apoyo necesarios. Esta

situación, además de generar conflictos con la familia

y profesionales, obliga al paciente a permanecer

en el hospital por problemas no médicos hasta que

la trabajadora social gestiona el alta social, lo que

incrementa el costo debido al consumo innecesario

de estancias hospitalarias.

La ocupación de una cama, cuando el paciente

no precisa cuidados sanitarios, genera una serie de

perjuicios que afectan a la familia, al buen funcionamiento

del centro (ralentiza la rotación de pacientes)

y conlleva un coste económico para el sistema.

La estancia hospitalaria tiene un coste, según precios

públicos en vigor en Andalucía, de 495,59 euros día

(Orden de 14 de octubre 2005), cantidad superior

a la que ocasionaría en el entorno de la persona, o

Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236 69

Trabajo Social con pacientes pluripatológicos hospitalizados: intervención prec oz en situaciones de riesgo social

en un centro residencial, que según la Fundación

Edad & Vida (2011) es de 70.89 € estancia día en

plaza privada y de 47,59 € concertada. Carrillo et al.

(2010) cifra este gasto en 500€ por estancia hospitalaria

y 100€ para centros residenciales. Es en este

sentido en el que consideramos necesario el conocimiento

y la intervención precoz de los problemas

sociofamiliares.

De la revisión bibliográfica realizada destacamos

la experiencia pionera realizada, en 1985 en el Hospital

General de Manresa por Colom (1992), donde se

obtuvieron los primeros resultados en España sobre

la validez del programa de planificación de altas hospitalarias.

Se mostró que la intervención de los trabajadores

sociales, desde el ingreso hospitalario, reducía

las estancias de las personas mayores de 65 años que

ingresaban en situación de riesgo social. El hospital

tenía contratadas a cinco trabajadoras sociales. Resultados

similares observamos en la investigación de

Sánchez (1996), realizada en un hospital comarcal,

donde se demuestra que la derivación precoz realizada

por personal sanitario con criterios de riesgo social

específicos, y teniendo en cuenta que solo se disponía

de un trabajador social, el alta social coincidió con el

alta médica. Finalmente, en la investigación de Rodríguez

(2006), realizada en un hospital de pluripatológicos,

se muestra que la priorización de la intervención

por criterios de riesgo social medibles y desde el

ingreso hospitalario, dio como resultado que el alta

social se anticipara al alta médica. En los tres estudios

se indica la necesidad de la coordinación entre los recursos

socio sanitarios como eslabón imprescindible

para garantizar la continuidad de la atención del paciente

a la salida del hospital.

Con estas premisas decidimos poner en marcha

este estudio, cuyos resultados presentamos en este

trabajo, con los objetivos siguientes: conocer el perfil

socio demográfico de los pacientes. Identificar los

problemas sociofamiliares y el nivel de riesgo social.

Describir en función del nivel de riesgo social: tipo

de intervención profesional, lugar al alta hospitalaria,

número de días de la intervención social y número

de días de permanencia en el hospital tras el

alta social. Y finalmente, demostrar que las situaciones

de riesgo social no obstaculizan ni demoran las

estancias hospitalarias.

Material y métodos

Estudio descriptivo retrospectivo de base hospitalaria

de los pacientes ingresados en la Unidad

Médica de Enfermos Pluripatológicos, Hospital San

Juan de Dios, dependiente del Hospital Universitario

Virgen de las Nieves de Granada, durante el

periodo comprendido entre el año 2005 al 2010. El

perfil de pacientes fue enfermos pluripatológicos

con posibilidades de compensación en el hospital,

procedentes en su mayoría de los servicios de Medicina

Interna, Neumología, Digestivo, Neurología,

Oncología y Urgencias.

Del total de ingresos hospitalarios (3.127), se excluyeron

aquellos pacientes que fallecieron durante

la primera semana del ingreso hospitalario, los que

procedían de residencia y los que no presentaban

riesgo socio-familiar en la primera entrevista realizada

por la trabajadora social, quedando reducida

la muestra a 1.184 (37.8%). De los 1.184 sujetos se

aplicó la Escala de Valoración Socio-familiar de Gijón

(EG) a 880 (74,3%) sujetos, quedando excluidos

los que fallecieron después de la primera y hasta

la segunda semana del ingreso.

Para la recogida de datos se aplicaron dos instrumentos:

1. Historia social, documento de elaboración

propia en la que se recogieron las siguientes variables:

Sociodemográficas

nivel de instrucción (analfabeto, sabe leer y escribir,

estudios primarios, superiores a estudios primarios),

estado civil (soltero, casado, viudo, separado/divorciado),

convivencia (vive solo), cuidador/a principal

(cónyuge, una hija, varios hijos/as, otros). Problemas: rechazo al alta hospitalaria del paciente,

socio-familiares

síndrome de Diógenes, personas sin hogar,

viven en pensión /albergue, conflicto en la relación

familiar, claudicación familiar de los cuidadores,

abuso económico, rotación familiar, imposibilidad

de cuidados de la familia directa, rechazo de la familia

al alta hospitalaria. Tipo de intervención social:

entrevista familiar, información-orientación-asesoramiento,

apoyo psicosocial, ayuda en la gestión de

recursos sociales, coordinación y movilización de

recursos sociales. Destino al alta hospitalaria: domicilio

de procedencia, con otros familiares, domicilio

en rotación, centro residencial, programa de respiro

familiar, éxitus, otros. Tiempo de intervención de la: días transcurridos desde que se

trabajadora social

inicia la intervención social hasta la fecha del alta social.

Tiempo de permanencia en el hospital tras el alta

social

alta hospitalaria (salida del paciente del hospital).

2. Escala de Valoración Socio-familiar de Gijón

(EG). Es un instrumento de valoración del nivel de

riesgo social. Incluye 5 ítems o variables, con cinco

posibles categorías en cada una de ellos, establecien70

Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236

María-Jesús Rodríguez-Fernández • Antonia García-Lizana • Amanda-Rocío Gonzále z- Ramírez • María-Angustias García-García

do un gradiente desde la situación social ideal, o ausencia

de problemática, hasta la objetivación de alguna

circunstancia o problema social (García et al.,

1999). Esta escala se viene utilizando por los trabajadores

sociales del ámbito de la salud. En este trabajo

se presentan los resultados de la aplicación de

dicha escala, que tipifican a la población estudiada

en tres niveles de riesgo: situación buena-aceptable,

riesgo social y problema social.

La recogida de datos se realizó mediante entrevistas

al paciente y/o familiares, personal sanitario

del hospital, así como entrevistas colaterales a trabajadores

sociales de otras instituciones ajenas al

sistema sanitario. Se respetó la Ley de Protección de

Datos (Ley 41/2002, de 14 de noviembre).

En cuanto a la estrategia de análisis, señalar que

el análisis estadístico de los datos se realizó empleando

el programa SPSS (versión 15.0, Chicago,

EEUU). Se aplicó el test de Shapiro-Wilk o bien

el test ómnibus de D’Agostino-Pearson indistintamente

para comprobar la normalidad de los datos.

En la estadística descriptiva:, se describió el perfil

de la población de estudio. Se emplearon medidas

de tendencia central y dispersión para las variables

cuantitativas (media, DT) incluyendo los Intervalos

de confianza (IC 95%) y mediana, distribución de

frecuencias absolutas y relativas para variables nominales,

expresando los resultados de estas últimas

en porcentajes. En el análisis bivariante: Se utilizó

el test de Chi-cuadrado para comparar proporciones

entre grupos (por ejemplo cuando se relaciono el

tipo de intervención con el nivel de riesgo social) y

cuando este no cumplía las condiciones de validez

se aplicó el test exacto de Fisher. El valor de significación

estadística para este estudio fue p<0.05.

Resultados

En función de los objetivos propuestos, presentamos

los resultados de la siguiente manera: En primer

lugar, se describe el perfil sociodemográfico del

total de la población historiada (1.184 pacientes).

En segundo lugar se exponen los resultados obtenidos

de la aplicación de la EG (880 sujetos) y su

distribución por niveles de riesgo. En tercer lugar,

los problemas socio-familiares. Por último, se presentan

las variables relacionadas con el nivel de riesgo

social: tipo de intervención social; destino al alta

hospitalaria; tiempo de intervención de la trabajadora

social; tiempo de permanencia en el hospital tras

el alta social.

Características Sociodemográficas

La edad media fue de 78 años (DT: 10,34 años;

mediana: 79 años; moda: 76 años; mínimo 38 años;

máximo 99 años). En el cálculo de la media no se

tuvo en cuenta a tres pacientes de 27, 28 y 32 años.

El 52,7% fueron mujeres. Vivían solos el 30,4%. Tenían

como cuidador principal al cónyuge el 64,6%

(mujeres 54,1%, hombres 45,9%), a una hija el 26%

y eran cuidados por hijos e hijas el 5,3%. En la tabla

1, se recogen las características más relevantes del

perfil de esta población (1.184 sujetos).

Valoración del Riesgo Socio-Familiar

Como se puede observar en la figura 1, los pacientes

que presentaron situación buena-aceptable

se corresponden con el 34,0%, riesgo social el 55,0%

y problema social el 11,0%.

Problemas Socio-Familiares

Se observó la imposibilidad de cuidados de la familia

directa en el 35,4% de los pacientes. Conflicto

en la relación familiar en el 20,4%. Claudicación familiar

en el 32,5%. En la tabla 2 se puede observar

los problemas sociofamiliares más significativos de

la población a la que se le aplico la EG (880 pacientes).

Variables relacionadas con el nivel de Riesgo Social

En cuanto al tipo de intervención profesional destacamos:

la información-orientación y asesoramiento

se proporcionó al 96,9% pacientes y/o familiares.

De ellos, tenían nivel de riesgo bueno-aceptable (ausencia

de problemática social) el 97,8%. Las entrevistas

familiares al 85,1%, de las cuales presentaban

riesgo social el 86,4% y, por último, la coordinación

y movilización de recursos que se realizó al 69,5%

de los casos. De estos, un 79,4% tuvieron problema

social.

Al relacionar el destino al alta hospitalaria con el

nivel de riesgo social, observamos que regresaron al

domicilio de procedencia el 39,7% de los pacientes,

de los cuales el 47,9 % tenían riesgo social buenoaceptable.

Ingresaron en centro residencial el 16,1%.

De estos, tenían problemas sociales el 22,9%.

En relación a los días de intervención social, los

pacientes con nivel de riesgo bueno-aceptable necesitaron

una media de 19 días (DT=29,20) y una

mediana de 8 días. Los pacientes con riesgo social,

necesitaron una media de 18 días (DT=26,02) y una

Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236 71

Trabajo Social con pacientes pluripatológicos hospitalizados: intervención prec oz en situaciones de riesgo social

Tabla 1. Características sociodemográficas de los pacientes hospitalizados Población estudiada (n= 1184)

Frecuencia Porcentaje Válido Porcentaje Acumulado

Sexo

Hombres

Mujeres

559

624

47,3

52,7

47,3

100,0

Nivel de Instrucción

Analfabeto

Sabe leer y escribir

Estudios primarios

Superiores a Estudios Primarios

180

273

82

31

31,8

48,2

14,5

5,5

31,8

80,0

94,5

100,0

Estado Civil

Soltero/a

Casado/a

Viudo/a

Separado/divorciado

140

412

439

44

13,5

39,8

42,4

4,3

13,5

53,3

95,7

100,0

Convivencia

No vive solo

Vive solo

759

331

69,6

30,4

69,6

100,0

Cuidador Principal

Cónyuge

Una hija

Varios hijos e hijas

Varias hijas

Otros

713

287

58

43

3

64,6

26,0

5,3

3.9

3

64,6

90,6

99,7

94,5

100,0

Figura 1: Valoración del Riesgo Social Familiar (Distribución Porcentual)

72 Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236

María-Jesús Rodríguez-Fernández • Antonia García-Lizana • Amanda-Rocío Gonzále z- Ramírez • María-Angustias García-García

Frecuencia Porcentaje Válido

PROBLEMAS ÁREA PERSONAL

Rechazo al alta hospitalaria 51 5,9%

Síndrome de Diógenes 11 1,3%

Personas sin hogar 21 2,4%

Vive en Pensión o Albergue 10 1,1%

PROBLEMAS UNIDAD CONVIVENCIA

Imposibilidad de cuidados de la familia directa 297 35,4%

Rechazo del cuidador y/o de la familia al alta hospitalaria 97 11,2%

Abuso económico 21 2,4%

Rotación familiar 36 4,1%

Conflicto en la relación familiar 173 20,4%

Claudicación familiar 278 32,5%

Tabla 2. Problemas socio-familiares de los pacientes y de la unidad de convivencia. Población estudiada (n=880)

Tabla 3: Niveles de riesgo socio- familiar: combinaciones con intervenciones de la trabajadora social

y destino al alta. Población estudiada (n=880)

RIESGO SOCIAL

Buena

Aceptable

Existe Riesgo

Social

Problema

Social

Total

Frecuencia % Frecuencia % Frecuencia % Frecuencia %

INTERVENCION

TRABAJADORA SOCIAL

Entrevistas familiares 74 82,2 420 86,4 249 83,8 743 85,1

Información orientación y

asesoramiento

88 97,8 474 97,5 284 95,6 846 96,9

Apoyo psicosocial 56 62,9 303 63,0 190 64,2 549 63,6

Seguimiento 72 75,0 407 83,6 270 90,9 749 85,1

Ayuda en la gestión de de

recursos sociales

42 49,4 311 64,5 233 78,7 586 67,9

Coordinación y movilización

de recursos

45 52,9 320 66,4 235 79,4 600 69,5

DESTINO AL ALTA

Domicilio de procedencia 46 47,9 226 46,6 77 25,9 349 39,7

Domicilio de otro familiar 0 0,0 17 3,5 9 3,0 26 3,0

Domicilio en rotación 0 0,0 4 0,8 1 0,3 5 0,6

Centro residencial 10 10,4 63 13,0 68 22,9 141 16,1

Programa respiro familiar 2 2,1 16 3,3 25 8,4 43 4,9

Exitus 38 39,6 156 32,2 111 37,4 305 34,7

Otros 0 0,0 3 0,6 6 2,0 9 1,0

Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236 73

Trabajo Social con pacientes pluripatológicos hospitalizados: intervención prec oz en situaciones de riesgo social

mediana de 11 días. El dato más significativo lo encontramos

en los pacientes con problema social que

necesitaron más días de intervención de la trabajadora

social, siendo la media de 23,6 días (DT=34,63)

y una mediana de 14 días.

En cuanto a la permanencia en el hospital tras el, los pacientes permanecieron en el hospital

alta social

una media de 16,8 días (DT= 21,28) y una

mediana de 9 días. Con respecto al nivel de riesgo

social, fueron los pacientes con problemas sociales

los que permanecieron menos tiempo en el hospital,

con una media de 13,3 días (DT=20,15) y una mediana

de 6 días.

Por último al relacionar el tiempo de la intervención

de la trabajadora social con la permanencia en

el hospital tras el alta social, observamos que los pacientes

con problemas sociales permanecieron menos

tiempo en el hospital que los pacientes con nivel

de riesgo bueno aceptable y riesgo social. Cuando se

recodificó la variable días de estancia por intervalos

y se cruzó con los niveles de riesgo se encontró una

asociación estadísticamente significativa para una p

< 0,006, esto se debe a que a mayor nivel de riesgo

social menos días de permanencia tras el alta social

y más días de intervención social.

Tabla 4: Días de permanencia tras el alta social según nivel de riesgo social. Población estudiada (n=880)

INTERVALOS DE DIAS DE ESTANCIA TRAS

ALTA SOCIAL

RIESGO SOCIAL

Buena

Aceptable

Existe Riesgo

Social

Problema

Social

Total

Menos de 25 días 57 301 196 554

De 26 -50 días 8 79 22 109

Más de 51 días 6 36 13 55

Total 71 416 231 718

χ

Destacamos que el 3,5 % de los pacientes tuvieron

que permanecer en el hospital tras el alta médica

por problemas sociales. En estos casos se negoció

con el equipo de salud la continuidad del paciente

en el hospital para garantizar su protección hasta

que la trabajadora social pudo obtener los recursos

sociales más idóneos.

Discusión

En nuestro estudio, el análisis del perfil de la población

muestra que son personas de edad avanzada,

la mayoría mujeres, con un nivel de instrucción

bajo en ambos sexos. Datos que se ponen de manifiesto

en otras investigaciones con PP, como la realizada

por Rivas et al. (2009). Destacamos como dato

de interés el alto porcentaje de pacientes que viven

solos, por considerar que esta situación supone un

factor de riesgo social, especialmente en pacientes

PP que necesitan, en una proporción elevada, cuidados

permanentes.

Como cuidador principal destaca, en primer lugar,

la esposa, seguido de una hija, lo que coincide

con otros trabajos efectuados por Costa et al. (2007)

y Bódalo-Lozano (2010), en los que se evidencia que

son las mujeres las que en mayor porcentaje proporcionan

cuidados a las personas dependientes. No

obstante, en este estudio hemos observado el alto

porcentaje de hombres que cuidan a sus cónyuges,

así como hijos varones que colaboran en el cuidado

de los padres, lo que mencionamos como dato significativo

que apunta un leve cambio que favorece la

igualdad de género en los cuidados familiares.

De manera similar a lo observado en otros estudios

como el de Ramírez-Duque et al. (2008), los

problemas socio-familiares se derivan de la falta de

autonomía y necesidad de cuidados permanentes del

paciente. Para abordar estas dificultades, el trabajo

con la familia ha sido una de las intervenciones de

la trabajadora social más utilizadas. Ha permitido

ofrecer un espacio formal y acogedor para compartir

información, expresar emociones, resolver conflictos,

negociar el alta hospitalaria y, como plantea

Segado Sánchez-Cabezudo (2011), trasladar la toma

de decisiones a los usuarios. De esta forma, la intervención

se orienta en la línea que propusieron Ollero

y Orozco. (2011) en la Conferencia Nacional para

la Atención al Paciente con Enfermedades Crónicas:

74 Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236

María-Jesús Rodríguez-Fernández • Antonia García-Lizana • Amanda-Rocío Gonzále z- Ramírez • María-Angustias García-García

la responsabilización y autonomía del paciente y familia.

El domicilio continúa siendo el recurso más deseado

por el usuario. Es el lugar al que llegan en

mayor porcentaje los usuarios tras al alta, donde

es la familia la principal proveedora de cuidados.

Estos resultados coinciden con los datos publicados

para el conjunto de España en el Libro Blanco de la

Dependencia (2004), en el que se pone de relieve

que la familia es la principal fuente de apoyo de las

personas que precisan cuidados.

Los centros residenciales han mostrado ser el

recurso social más idóneo ante la imposibilidad de

regresar a su entorno. Y fueron los pacientes con

mayor nivel de riesgo social (problema social) los

que ingresaron, en una proporción mayor, en centros

residenciales. Otras investigaciones consultadas

relacionan el ingreso en centros residenciales

con la edad avanzada, factores sociodemográficos y

gran dependencia (Ayuso et al., 2010; Luppa et al.,

2010).

En relación a la valoración del riesgo sociofamiliar

con la EG, se ha constatado que el mayor porcentaje

de pacientes estudiados ingresaron en una

situación de riesgo social.

Al relacionar el nivel de riesgo social con los días

de intervención de la trabajadora social observamos

que, los pacientes valorados con un nivel máximo

de riesgo (problema social), precisaron más días de

intervención de la trabajadora social y el alta social

se anticipó al alta hospitalaria. Estos datos son coincidentes

con otras investigaciones, como la realizada

por Millares et al. (2005) que señala, que los

pacientes ingresados en hospitales de media estancia

precisan más tiempo e intensidad en la intervención,

para conseguir mejores resultados y proponen la valoración

e intervención interdisciplinar en la que se

incluye al trabajador o trabajadora social.

Como resultado más relevante del estudio, destacamos

que los pacientes no permanecen en el

hospital por problemas sociales. La fecha del alta

social se anticipa al alta hospitalaria. Estos datos, si

bien confirman las conclusiones de otros trabajos

como los ya mencionados de Colom (1992), Sánchez

(1996) y Rodríguez (2006), discrepan de los

resultados obtenidos por López et al. (2009) que

evidencian el incremento de la media de estancias

por problemas sociales.

Desconocemos las causas por las que los pacientes

han permanecido en el hospital tras el alta social.

Según nuestra experiencia, se podría asociar a la comorbilidad

e inestabilidad del PP y/o a cuestiones

de la organización interna del propio hospital, lo que

planteamos como objeto de futuras investigaciones.

No obstante, el 3,5 % de los pacientes tuvieron

que permanecer más tiempo en el hospital por problemas

sociales tras el alta médica. Desconocemos el

número de días que estos pacientes permanecieron

ingresados tras el alta médica, así como otros datos

de interés. Lo que planteamos como una limitación

del presente estudio

En conclusión, la identificación de los problemas

socio-familiares y el conocimiento del nivel de riesgo

social en los primeros días del ingreso hospitalario,

ha permitido que la trabajadora social pueda

planificar e intervenir de manera más eficaz y focalizada

en aquellos pacientes con más riesgo social y

por tanto, con más probabilidades de obstaculizar el

alta hospitalaria.

Coincidimos con Ollero y Orozco. (2011) en que

la utilidad del conocimiento del riesgo social en PP

constituye una dimensión necesaria de la atención

integral. En este estudio se muestra que dicho conocimiento

del nivel de riesgo social con la EG, ha

sido válido y compartimos con Díaz (2010) su utilidad

para el diseño de la intervención social en función

de las necesidades que descubre.

Asimismo compartimos las recomendaciones de

la Agencia de Calidad del SNS (2009) al asignar las

funciones de valoración e intervención del riesgo

social a los trabajadores sociales.

Agradecimientos

A Miguel Prados Rodríguez por la elaboración

de la base de datos y por haber estado involucrado

con ilusión y constancia.

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jclinepi.2007.05.015

abstract

Background: The social problems in families related

to multimorbid patients causes hospital stays for nonmedical

reasons. This paper presents the results of an

investigation conducted by the Unit of Social Work,

with hospitalized multimorbid patients with. The overall

objective is to demonstrate that with early social

intervention, social risk situations will not hinder or

delay hospital stays. Methods: Design: Hospital- based

retrospective study at the Medical Unit of multipathological

patients, San Juan de Dios, University Hospital

Virgen de las Nieves in Granada. From 01.01.2005 to 12-

31-12 - 2010. Sample size: The total number of patients

was 1184;, data were collected from social records and

social/family Rating Scale of Gijon (EG). Analysis: Quantitative

variables were expressed by location and dispersion

measures and qualitative variables by absolute

and relative frequencies. the _2 test was used fFor the

association between two nominal variables we used the

_2 test. Results: The mean age of patients was 78 years

(SD : 10.33). 52.7% were women. 55.3% of patients were

in social risk. Family withdrawal showed 32.5%. Family

interviews were conducted in 85% of cases. After their

hospital stay, 39.7% returned home. The average hospital

stay, after social discharge, was 16.8 days (SD =

21.28 days) and an associated median of 9 days. Conclusions:

Most patients entering with multimorbidity

diagnosis are in a social risk situation. Patients with different

levels of social risk, use different time amounts

of social intervention. Social risk situations do not prevent

hospital discharge.

keywor ds

Health’s Social Work; Multimorbid Patients; Social/Family

Problems; Social Discharge Planning; Gijon’s Scale.

Resumen

Introducción: Los problemas socio-familiares asociados

al paciente pluripatológico generan estancias hospitalarias

por razones no médicas. En este trabajo se presentan

los resultados de una investigación, realizada desde

la Unidad de Trabajo Social, con pacientes pluripatológicos

hospitalizados. El objetivo general es demostrar

que con la intervención social precoz, las situaciones

de riesgo social no obstaculizan ni demoran las estancias

hospitalarias. Métodos: Diseño: Estudio descriptivo

retrospectivo de base hospitalaria, en la Unidad Médica

de Enfermos Pluripatológicos San Juan de Dios, del

Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada.

Desde 1-1-2005 al 31-12- 2010. Tamaño muestral: El

total de pacientes fue 1.184, los datos se recogieron de

la historia social y de la Escala de Valoración Sociofamiliar

de Gijón (EG). Análisis: las variables cuantitativas se

expresaron mediante medidas de posición y dispersión

y las cualitativas mediante frecuencias relativas y absolutas.

Para la asociación entre dos variables nominales

se utilizo el test de _2. Resultados: La edad media de

los pacientes fue de 78 años (DT=10,34). El 52,7% correspondió

a mujeres. El 55,3% de los pacientes se encontraban

en riesgo social. Mostraron claudicación familiar

el 32,5%. Tras la estancia hospitalaria, regresaron

a su domicilio el 39,7%. La media de permanencia en el

hospital, tras el alta social, fue de 16,8 días (DT= 21,28

días) y una mediana asociada de 9 días. Conclusiones:

La mayoría de los pacientes pluripatológicos ingresan

en situación de riesgo social. Los pacientes con diferentes

niveles de riesgo social, consumen tiempos de

intervención social diferentes. Las situaciones de riesgo

social no obstaculizan el alta hospitalaria.

pala bra s clav es

Trabajo Social Sanitario; Pacientes Pluripatológicos; Problemas

Socio-Familiares; Planificación Del Alta Social;

Escala De Gijón.

Recibido: 2012.07.20. R evisado: 2013.01.16. A ceptado: 2013.02.07. P ublicado: 2013.06.01.

Correspondiencia: María Jesús Rodríguez Fernández. Hospital Universitario Virgen de las Nieves, Granada. Servicio

de Atención al Ciudadano. C/ Avda. de las Fuerzas Armadas nº 2, 18012 Granada. Tlfno.: (00-34) 958021508. E-mail:

mariaj.rodriguez.sspa@juntadeandalucia.es

Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236

DOI: http://dx.doi.org/10.5218/prts.2013.0008

Biblid [1578-0236 (2013) XIII-1, 67-76]

María-Jesús Rodríguez-Fernández1, Antonia García-Lizana2, Amanda-Rocío González- Ramírez3

y María-Angustias García-García4

Servicio de Atención al Ciudadano. Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada. España1

Universidad de Granada. España2

FIBAO - Fundación Pública para la Investigación Biosanitaria de Andalucía Oriental - Alejandro Otero. Granada. España3

Centro de Salud Albayzin. Distrito Sanitario Granada. España4

Trabajo Social con pacientes pluripatológicos

hospitalizados: intervención precoz en

situaciones de riesgo social

Social Work with Hospitalized Multimorbid

Patients: Early Intervention in Social Risk Scenarios

68 Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236

María-Jesús Rodríguez-Fernández • Antonia García-Lizana • Amanda-Rocío Gonzále z- Ramírez • María-Angustias García-García

Introducc ión

Los pacientes pluripatológicos (PP) en el ámbito

hospitalario, se identifican con una población de mayor

edad, mayor limitación funcional, mayor mortalidad,

consumen un número superior de estancias

durante su ingreso (Ollero et al., 2002). Habitualmente

presentan problemas sociales que afectan a la

recuperación del paciente y a la calidad de vida del

núcleo de convivencia (Fortin, et al., 2006; Tooth, et2008) y, de acuerdo con López et al (2009), ocasionan

al.,

estancias hospitalarias tras el alta médica.

Responder a esta diversidad y complejidad de problemas

exige una atención integral, interdisciplinar y

una coordinación constante entre el sistema sanitario

y otros sistemas de protección social, especialmente

con los servicios sociales. Con este enfoque, en España,

en la última década, se están introduciendo distintos

modelos organizativos y de gestión, como en el

País Vasco (Osakidetza, 2010) y Andalucía (Ollero et2007). En este abordaje integral e interdisciplinar

al.,

se considera necesaria la implicación del trabajador o

trabajadora social como profesional competente para

la planificación del alta, evaluación del riesgo social y

coordinación con recursos socio-sanitarios y sociales

(Ministerio de Sanidad y Política Social. Agencia de

Calidad del SNS, 2009).

Por su formación específica, desde los inicios

del Trabajo Social, y como se establece en la Guía

de Organización del Servicio de Trabajo Social en

Atención Especializada (Moral e Iglesias, 2000), los

trabajadores y trabajadoras sociales se ocupan de

estudiar, valorar, planificar y desarrollar estrategias

de intervención social dirigidas a resolver los problemas

socio-familiares de las personas enfermas y

de sus redes sociales más próximas, para que la enfermedad

no sea motivo de pérdida de calidad de

vida. Son el nexo de unión entre el ámbito sanitario

y social (Colom, 2008).

Facilitar la salida del paciente PP del hospital garantizando

la continuidad asistencial requiere realizar

la planificación precoz del alta hospitalaria, que

comprende la evaluación y abordaje de las necesidades

de cuidado del paciente, familia y entorno.

En la planificación del alta hospitalaria hay que

contemplar, además del alta médica, el alta social,

definida como “el alta que se da desde el servicio de

trabajo social, una vez que se considera que el problema

social se ha resuelto o se comprueba que no existía

(Colom, 2000: 288). En este proceso de intervención

proactiva el trabajador o trabajadora social realiza

la valoración del riesgo socio-familiar como vía

para priorizar la intervención, e interviene, tratando

de modificar las situaciones problemáticas, mientras

el paciente permanece ingresado para que el alta social

se produzca antes del alta médica.

Durante la permanencia en el hospital, con frecuencia,

el PP no puede recobrar su estado anterior

de salud, lo más probable es que se deteriore e incremente

el grado de dependencia y como consecuencia

va a precisar cuidados permanentes. Ello provoca

un impacto en la vida emocional y social del

paciente y su familia que suele alterar el equilibrio

que la misma tenía hasta ese momento. Este efecto

desestabilizador desencadena un proceso interactivo

que tiene que ver con la resiliencia, que como

dice Barranco (2009: 139) “la misma se forja en la”.

adversidad, en las dificultades a las que nos enfrentamos

en la vida y ayudan a que aparezca lo mejor que

hay en nosotros cuando somos capaces de superarlas

En este sentido, la intervención del trabajador o

trabajadora social hospitalario ayudará a encontrar

las fortalezas y capacidades del paciente y familia,

desarrollando estrategias de intervención dirigidas a

proporcionar apoyo emocional, promover habilidades

para la organización, negociación y reparto de

tareas que eviten la sobrecarga del cuidador o cuidadora,

además de identificar, movilizar y coordinarse

con los recursos sociales que posibiliten el regreso

al domicilio, o bien, facilitar el acceso a centros residenciales

alternativos.

En muchas ocasiones, la derivación a la Unidad

de Trabajo Social se realiza el mismo día que se le

comunica al paciente y/o la familia el alta médica.

Es en este momento cuando expresan la imposibilidad

de volver al domicilio por necesitar cuidados

y carecer de los recursos de apoyo necesarios. Esta

situación, además de generar conflictos con la familia

y profesionales, obliga al paciente a permanecer

en el hospital por problemas no médicos hasta que

la trabajadora social gestiona el alta social, lo que

incrementa el costo debido al consumo innecesario

de estancias hospitalarias.

La ocupación de una cama, cuando el paciente

no precisa cuidados sanitarios, genera una serie de

perjuicios que afectan a la familia, al buen funcionamiento

del centro (ralentiza la rotación de pacientes)

y conlleva un coste económico para el sistema.

La estancia hospitalaria tiene un coste, según precios

públicos en vigor en Andalucía, de 495,59 euros día

(Orden de 14 de octubre 2005), cantidad superior

a la que ocasionaría en el entorno de la persona, o

Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236 69

Trabajo Social con pacientes pluripatológicos hospitalizados: intervención prec oz en situaciones de riesgo social

en un centro residencial, que según la Fundación

Edad & Vida (2011) es de 70.89 € estancia día en

plaza privada y de 47,59 € concertada. Carrillo et al.

(2010) cifra este gasto en 500€ por estancia hospitalaria

y 100€ para centros residenciales. Es en este

sentido en el que consideramos necesario el conocimiento

y la intervención precoz de los problemas

sociofamiliares.

De la revisión bibliográfica realizada destacamos

la experiencia pionera realizada, en 1985 en el Hospital

General de Manresa por Colom (1992), donde se

obtuvieron los primeros resultados en España sobre

la validez del programa de planificación de altas hospitalarias.

Se mostró que la intervención de los trabajadores

sociales, desde el ingreso hospitalario, reducía

las estancias de las personas mayores de 65 años que

ingresaban en situación de riesgo social. El hospital

tenía contratadas a cinco trabajadoras sociales. Resultados

similares observamos en la investigación de

Sánchez (1996), realizada en un hospital comarcal,

donde se demuestra que la derivación precoz realizada

por personal sanitario con criterios de riesgo social

específicos, y teniendo en cuenta que solo se disponía

de un trabajador social, el alta social coincidió con el

alta médica. Finalmente, en la investigación de Rodríguez

(2006), realizada en un hospital de pluripatológicos,

se muestra que la priorización de la intervención

por criterios de riesgo social medibles y desde el

ingreso hospitalario, dio como resultado que el alta

social se anticipara al alta médica. En los tres estudios

se indica la necesidad de la coordinación entre los recursos

socio sanitarios como eslabón imprescindible

para garantizar la continuidad de la atención del paciente

a la salida del hospital.

Con estas premisas decidimos poner en marcha

este estudio, cuyos resultados presentamos en este

trabajo, con los objetivos siguientes: conocer el perfil

socio demográfico de los pacientes. Identificar los

problemas sociofamiliares y el nivel de riesgo social.

Describir en función del nivel de riesgo social: tipo

de intervención profesional, lugar al alta hospitalaria,

número de días de la intervención social y número

de días de permanencia en el hospital tras el

alta social. Y finalmente, demostrar que las situaciones

de riesgo social no obstaculizan ni demoran las

estancias hospitalarias.

Material y métodos

Estudio descriptivo retrospectivo de base hospitalaria

de los pacientes ingresados en la Unidad

Médica de Enfermos Pluripatológicos, Hospital San

Juan de Dios, dependiente del Hospital Universitario

Virgen de las Nieves de Granada, durante el

periodo comprendido entre el año 2005 al 2010. El

perfil de pacientes fue enfermos pluripatológicos

con posibilidades de compensación en el hospital,

procedentes en su mayoría de los servicios de Medicina

Interna, Neumología, Digestivo, Neurología,

Oncología y Urgencias.

Del total de ingresos hospitalarios (3.127), se excluyeron

aquellos pacientes que fallecieron durante

la primera semana del ingreso hospitalario, los que

procedían de residencia y los que no presentaban

riesgo socio-familiar en la primera entrevista realizada

por la trabajadora social, quedando reducida

la muestra a 1.184 (37.8%). De los 1.184 sujetos se

aplicó la Escala de Valoración Socio-familiar de Gijón

(EG) a 880 (74,3%) sujetos, quedando excluidos

los que fallecieron después de la primera y hasta

la segunda semana del ingreso.

Para la recogida de datos se aplicaron dos instrumentos:

1. Historia social, documento de elaboración

propia en la que se recogieron las siguientes variables:

Sociodemográficas

nivel de instrucción (analfabeto, sabe leer y escribir,

estudios primarios, superiores a estudios primarios),

estado civil (soltero, casado, viudo, separado/divorciado),

convivencia (vive solo), cuidador/a principal

(cónyuge, una hija, varios hijos/as, otros). Problemas: rechazo al alta hospitalaria del paciente,

socio-familiares

síndrome de Diógenes, personas sin hogar,

viven en pensión /albergue, conflicto en la relación

familiar, claudicación familiar de los cuidadores,

abuso económico, rotación familiar, imposibilidad

de cuidados de la familia directa, rechazo de la familia

al alta hospitalaria. Tipo de intervención social:

entrevista familiar, información-orientación-asesoramiento,

apoyo psicosocial, ayuda en la gestión de

recursos sociales, coordinación y movilización de

recursos sociales. Destino al alta hospitalaria: domicilio

de procedencia, con otros familiares, domicilio

en rotación, centro residencial, programa de respiro

familiar, éxitus, otros. Tiempo de intervención de la: días transcurridos desde que se

trabajadora social

inicia la intervención social hasta la fecha del alta social.

Tiempo de permanencia en el hospital tras el alta

social

alta hospitalaria (salida del paciente del hospital).

2. Escala de Valoración Socio-familiar de Gijón

(EG). Es un instrumento de valoración del nivel de

riesgo social. Incluye 5 ítems o variables, con cinco

posibles categorías en cada una de ellos, establecien70

Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236

María-Jesús Rodríguez-Fernández • Antonia García-Lizana • Amanda-Rocío Gonzále z- Ramírez • María-Angustias García-García

do un gradiente desde la situación social ideal, o ausencia

de problemática, hasta la objetivación de alguna

circunstancia o problema social (García et al.,

1999). Esta escala se viene utilizando por los trabajadores

sociales del ámbito de la salud. En este trabajo

se presentan los resultados de la aplicación de

dicha escala, que tipifican a la población estudiada

en tres niveles de riesgo: situación buena-aceptable,

riesgo social y problema social.

La recogida de datos se realizó mediante entrevistas

al paciente y/o familiares, personal sanitario

del hospital, así como entrevistas colaterales a trabajadores

sociales de otras instituciones ajenas al

sistema sanitario. Se respetó la Ley de Protección de

Datos (Ley 41/2002, de 14 de noviembre).

En cuanto a la estrategia de análisis, señalar que

el análisis estadístico de los datos se realizó empleando

el programa SPSS (versión 15.0, Chicago,

EEUU). Se aplicó el test de Shapiro-Wilk o bien

el test ómnibus de D’Agostino-Pearson indistintamente

para comprobar la normalidad de los datos.

En la estadística descriptiva:, se describió el perfil

de la población de estudio. Se emplearon medidas

de tendencia central y dispersión para las variables

cuantitativas (media, DT) incluyendo los Intervalos

de confianza (IC 95%) y mediana, distribución de

frecuencias absolutas y relativas para variables nominales,

expresando los resultados de estas últimas

en porcentajes. En el análisis bivariante: Se utilizó

el test de Chi-cuadrado para comparar proporciones

entre grupos (por ejemplo cuando se relaciono el

tipo de intervención con el nivel de riesgo social) y

cuando este no cumplía las condiciones de validez

se aplicó el test exacto de Fisher. El valor de significación

estadística para este estudio fue p<0.05.

Resultados

En función de los objetivos propuestos, presentamos

los resultados de la siguiente manera: En primer

lugar, se describe el perfil sociodemográfico del

total de la población historiada (1.184 pacientes).

En segundo lugar se exponen los resultados obtenidos

de la aplicación de la EG (880 sujetos) y su

distribución por niveles de riesgo. En tercer lugar,

los problemas socio-familiares. Por último, se presentan

las variables relacionadas con el nivel de riesgo

social: tipo de intervención social; destino al alta

hospitalaria; tiempo de intervención de la trabajadora

social; tiempo de permanencia en el hospital tras

el alta social.

Características Sociodemográficas

La edad media fue de 78 años (DT: 10,34 años;

mediana: 79 años; moda: 76 años; mínimo 38 años;

máximo 99 años). En el cálculo de la media no se

tuvo en cuenta a tres pacientes de 27, 28 y 32 años.

El 52,7% fueron mujeres. Vivían solos el 30,4%. Tenían

como cuidador principal al cónyuge el 64,6%

(mujeres 54,1%, hombres 45,9%), a una hija el 26%

y eran cuidados por hijos e hijas el 5,3%. En la tabla

1, se recogen las características más relevantes del

perfil de esta población (1.184 sujetos).

Valoración del Riesgo Socio-Familiar

Como se puede observar en la figura 1, los pacientes

que presentaron situación buena-aceptable

se corresponden con el 34,0%, riesgo social el 55,0%

y problema social el 11,0%.

Problemas Socio-Familiares

Se observó la imposibilidad de cuidados de la familia

directa en el 35,4% de los pacientes. Conflicto

en la relación familiar en el 20,4%. Claudicación familiar

en el 32,5%. En la tabla 2 se puede observar

los problemas sociofamiliares más significativos de

la población a la que se le aplico la EG (880 pacientes).

Variables relacionadas con el nivel de Riesgo Social

En cuanto al tipo de intervención profesional destacamos:

la información-orientación y asesoramiento

se proporcionó al 96,9% pacientes y/o familiares.

De ellos, tenían nivel de riesgo bueno-aceptable (ausencia

de problemática social) el 97,8%. Las entrevistas

familiares al 85,1%, de las cuales presentaban

riesgo social el 86,4% y, por último, la coordinación

y movilización de recursos que se realizó al 69,5%

de los casos. De estos, un 79,4% tuvieron problema

social.

Al relacionar el destino al alta hospitalaria con el

nivel de riesgo social, observamos que regresaron al

domicilio de procedencia el 39,7% de los pacientes,

de los cuales el 47,9 % tenían riesgo social buenoaceptable.

Ingresaron en centro residencial el 16,1%.

De estos, tenían problemas sociales el 22,9%.

En relación a los días de intervención social, los

pacientes con nivel de riesgo bueno-aceptable necesitaron

una media de 19 días (DT=29,20) y una

mediana de 8 días. Los pacientes con riesgo social,

necesitaron una media de 18 días (DT=26,02) y una

Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236 71

Trabajo Social con pacientes pluripatológicos hospitalizados: intervención prec oz en situaciones de riesgo social

Tabla 1. Características sociodemográficas de los pacientes hospitalizados Población estudiada (n= 1184)

Frecuencia Porcentaje Válido Porcentaje Acumulado

Sexo

Hombres

Mujeres

559

624

47,3

52,7

47,3

100,0

Nivel de Instrucción

Analfabeto

Sabe leer y escribir

Estudios primarios

Superiores a Estudios Primarios

180

273

82

31

31,8

48,2

14,5

5,5

31,8

80,0

94,5

100,0

Estado Civil

Soltero/a

Casado/a

Viudo/a

Separado/divorciado

140

412

439

44

13,5

39,8

42,4

4,3

13,5

53,3

95,7

100,0

Convivencia

No vive solo

Vive solo

759

331

69,6

30,4

69,6

100,0

Cuidador Principal

Cónyuge

Una hija

Varios hijos e hijas

Varias hijas

Otros

713

287

58

43

3

64,6

26,0

5,3

3.9

3

64,6

90,6

99,7

94,5

100,0

Figura 1: Valoración del Riesgo Social Familiar (Distribución Porcentual)

72 Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236

María-Jesús Rodríguez-Fernández • Antonia García-Lizana • Amanda-Rocío Gonzále z- Ramírez • María-Angustias García-García

Frecuencia Porcentaje Válido

PROBLEMAS ÁREA PERSONAL

Rechazo al alta hospitalaria 51 5,9%

Síndrome de Diógenes 11 1,3%

Personas sin hogar 21 2,4%

Vive en Pensión o Albergue 10 1,1%

PROBLEMAS UNIDAD CONVIVENCIA

Imposibilidad de cuidados de la familia directa 297 35,4%

Rechazo del cuidador y/o de la familia al alta hospitalaria 97 11,2%

Abuso económico 21 2,4%

Rotación familiar 36 4,1%

Conflicto en la relación familiar 173 20,4%

Claudicación familiar 278 32,5%

Tabla 2. Problemas socio-familiares de los pacientes y de la unidad de convivencia. Población estudiada (n=880)

Tabla 3: Niveles de riesgo socio- familiar: combinaciones con intervenciones de la trabajadora social

y destino al alta. Población estudiada (n=880)

RIESGO SOCIAL

Buena

Aceptable

Existe Riesgo

Social

Problema

Social

Total

Frecuencia % Frecuencia % Frecuencia % Frecuencia %

INTERVENCION

TRABAJADORA SOCIAL

Entrevistas familiares 74 82,2 420 86,4 249 83,8 743 85,1

Información orientación y

asesoramiento

88 97,8 474 97,5 284 95,6 846 96,9

Apoyo psicosocial 56 62,9 303 63,0 190 64,2 549 63,6

Seguimiento 72 75,0 407 83,6 270 90,9 749 85,1

Ayuda en la gestión de de

recursos sociales

42 49,4 311 64,5 233 78,7 586 67,9

Coordinación y movilización

de recursos

45 52,9 320 66,4 235 79,4 600 69,5

DESTINO AL ALTA

Domicilio de procedencia 46 47,9 226 46,6 77 25,9 349 39,7

Domicilio de otro familiar 0 0,0 17 3,5 9 3,0 26 3,0

Domicilio en rotación 0 0,0 4 0,8 1 0,3 5 0,6

Centro residencial 10 10,4 63 13,0 68 22,9 141 16,1

Programa respiro familiar 2 2,1 16 3,3 25 8,4 43 4,9

Exitus 38 39,6 156 32,2 111 37,4 305 34,7

Otros 0 0,0 3 0,6 6 2,0 9 1,0

Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236 73

Trabajo Social con pacientes pluripatológicos hospitalizados: intervención prec oz en situaciones de riesgo social

mediana de 11 días. El dato más significativo lo encontramos

en los pacientes con problema social que

necesitaron más días de intervención de la trabajadora

social, siendo la media de 23,6 días (DT=34,63)

y una mediana de 14 días.

En cuanto a la permanencia en el hospital tras el, los pacientes permanecieron en el hospital

alta social

una media de 16,8 días (DT= 21,28) y una

mediana de 9 días. Con respecto al nivel de riesgo

social, fueron los pacientes con problemas sociales

los que permanecieron menos tiempo en el hospital,

con una media de 13,3 días (DT=20,15) y una mediana

de 6 días.

Por último al relacionar el tiempo de la intervención

de la trabajadora social con la permanencia en

el hospital tras el alta social, observamos que los pacientes

con problemas sociales permanecieron menos

tiempo en el hospital que los pacientes con nivel

de riesgo bueno aceptable y riesgo social. Cuando se

recodificó la variable días de estancia por intervalos

y se cruzó con los niveles de riesgo se encontró una

asociación estadísticamente significativa para una p

< 0,006, esto se debe a que a mayor nivel de riesgo

social menos días de permanencia tras el alta social

y más días de intervención social.

Tabla 4: Días de permanencia tras el alta social según nivel de riesgo social. Población estudiada (n=880)

INTERVALOS DE DIAS DE ESTANCIA TRAS

ALTA SOCIAL

RIESGO SOCIAL

Buena

Aceptable

Existe Riesgo

Social

Problema

Social

Total

Menos de 25 días 57 301 196 554

De 26 -50 días 8 79 22 109

Más de 51 días 6 36 13 55

Total 71 416 231 718

χ

Destacamos que el 3,5 % de los pacientes tuvieron

que permanecer en el hospital tras el alta médica

por problemas sociales. En estos casos se negoció

con el equipo de salud la continuidad del paciente

en el hospital para garantizar su protección hasta

que la trabajadora social pudo obtener los recursos

sociales más idóneos.

Discusión

En nuestro estudio, el análisis del perfil de la población

muestra que son personas de edad avanzada,

la mayoría mujeres, con un nivel de instrucción

bajo en ambos sexos. Datos que se ponen de manifiesto

en otras investigaciones con PP, como la realizada

por Rivas et al. (2009). Destacamos como dato

de interés el alto porcentaje de pacientes que viven

solos, por considerar que esta situación supone un

factor de riesgo social, especialmente en pacientes

PP que necesitan, en una proporción elevada, cuidados

permanentes.

Como cuidador principal destaca, en primer lugar,

la esposa, seguido de una hija, lo que coincide

con otros trabajos efectuados por Costa et al. (2007)

y Bódalo-Lozano (2010), en los que se evidencia que

son las mujeres las que en mayor porcentaje proporcionan

cuidados a las personas dependientes. No

obstante, en este estudio hemos observado el alto

porcentaje de hombres que cuidan a sus cónyuges,

así como hijos varones que colaboran en el cuidado

de los padres, lo que mencionamos como dato significativo

que apunta un leve cambio que favorece la

igualdad de género en los cuidados familiares.

De manera similar a lo observado en otros estudios

como el de Ramírez-Duque et al. (2008), los

problemas socio-familiares se derivan de la falta de

autonomía y necesidad de cuidados permanentes del

paciente. Para abordar estas dificultades, el trabajo

con la familia ha sido una de las intervenciones de

la trabajadora social más utilizadas. Ha permitido

ofrecer un espacio formal y acogedor para compartir

información, expresar emociones, resolver conflictos,

negociar el alta hospitalaria y, como plantea

Segado Sánchez-Cabezudo (2011), trasladar la toma

de decisiones a los usuarios. De esta forma, la intervención

se orienta en la línea que propusieron Ollero

y Orozco. (2011) en la Conferencia Nacional para

la Atención al Paciente con Enfermedades Crónicas:

74 Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236

María-Jesús Rodríguez-Fernández • Antonia García-Lizana • Amanda-Rocío Gonzále z- Ramírez • María-Angustias García-García

la responsabilización y autonomía del paciente y familia.

El domicilio continúa siendo el recurso más deseado

por el usuario. Es el lugar al que llegan en

mayor porcentaje los usuarios tras al alta, donde

es la familia la principal proveedora de cuidados.

Estos resultados coinciden con los datos publicados

para el conjunto de España en el Libro Blanco de la

Dependencia (2004), en el que se pone de relieve

que la familia es la principal fuente de apoyo de las

personas que precisan cuidados.

Los centros residenciales han mostrado ser el

recurso social más idóneo ante la imposibilidad de

regresar a su entorno. Y fueron los pacientes con

mayor nivel de riesgo social (problema social) los

que ingresaron, en una proporción mayor, en centros

residenciales. Otras investigaciones consultadas

relacionan el ingreso en centros residenciales

con la edad avanzada, factores sociodemográficos y

gran dependencia (Ayuso et al., 2010; Luppa et al.,

2010).

En relación a la valoración del riesgo sociofamiliar

con la EG, se ha constatado que el mayor porcentaje

de pacientes estudiados ingresaron en una

situación de riesgo social.

Al relacionar el nivel de riesgo social con los días

de intervención de la trabajadora social observamos

que, los pacientes valorados con un nivel máximo

de riesgo (problema social), precisaron más días de

intervención de la trabajadora social y el alta social

se anticipó al alta hospitalaria. Estos datos son coincidentes

con otras investigaciones, como la realizada

por Millares et al. (2005) que señala, que los

pacientes ingresados en hospitales de media estancia

precisan más tiempo e intensidad en la intervención,

para conseguir mejores resultados y proponen la valoración

e intervención interdisciplinar en la que se

incluye al trabajador o trabajadora social.

Como resultado más relevante del estudio, destacamos

que los pacientes no permanecen en el

hospital por problemas sociales. La fecha del alta

social se anticipa al alta hospitalaria. Estos datos, si

bien confirman las conclusiones de otros trabajos

como los ya mencionados de Colom (1992), Sánchez

(1996) y Rodríguez (2006), discrepan de los

resultados obtenidos por López et al. (2009) que

evidencian el incremento de la media de estancias

por problemas sociales.

Desconocemos las causas por las que los pacientes

han permanecido en el hospital tras el alta social.

Según nuestra experiencia, se podría asociar a la comorbilidad

e inestabilidad del PP y/o a cuestiones

de la organización interna del propio hospital, lo que

planteamos como objeto de futuras investigaciones.

No obstante, el 3,5 % de los pacientes tuvieron

que permanecer más tiempo en el hospital por problemas

sociales tras el alta médica. Desconocemos el

número de días que estos pacientes permanecieron

ingresados tras el alta médica, así como otros datos

de interés. Lo que planteamos como una limitación

del presente estudio

En conclusión, la identificación de los problemas

socio-familiares y el conocimiento del nivel de riesgo

social en los primeros días del ingreso hospitalario,

ha permitido que la trabajadora social pueda

planificar e intervenir de manera más eficaz y focalizada

en aquellos pacientes con más riesgo social y

por tanto, con más probabilidades de obstaculizar el

alta hospitalaria.

Coincidimos con Ollero y Orozco. (2011) en que

la utilidad del conocimiento del riesgo social en PP

constituye una dimensión necesaria de la atención

integral. En este estudio se muestra que dicho conocimiento

del nivel de riesgo social con la EG, ha

sido válido y compartimos con Díaz (2010) su utilidad

para el diseño de la intervención social en función

de las necesidades que descubre.

Asimismo compartimos las recomendaciones de

la Agencia de Calidad del SNS (2009) al asignar las

funciones de valoración e intervención del riesgo

social a los trabajadores sociales.

Agradecimientos

A Miguel Prados Rodríguez por la elaboración

de la base de datos y por haber estado involucrado

con ilusión y constancia.

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jclinepi.2007.05.015

abstract

Background: The social problems in families related

to multimorbid patients causes hospital stays for nonmedical

reasons. This paper presents the results of an

investigation conducted by the Unit of Social Work,

with hospitalized multimorbid patients with. The overall

objective is to demonstrate that with early social

intervention, social risk situations will not hinder or

delay hospital stays. Methods: Design: Hospital- based

retrospective study at the Medical Unit of multipathological

patients, San Juan de Dios, University Hospital

Virgen de las Nieves in Granada. From 01.01.2005 to 12-

31-12 - 2010. Sample size: The total number of patients

was 1184;, data were collected from social records and

social/family Rating Scale of Gijon (EG). Analysis: Quantitative

variables were expressed by location and dispersion

measures and qualitative variables by absolute

and relative frequencies. the _2 test was used fFor the

association between two nominal variables we used the

_2 test. Results: The mean age of patients was 78 years

(SD : 10.33). 52.7% were women. 55.3% of patients were

in social risk. Family withdrawal showed 32.5%. Family

interviews were conducted in 85% of cases. After their

hospital stay, 39.7% returned home. The average hospital

stay, after social discharge, was 16.8 days (SD =

21.28 days) and an associated median of 9 days. Conclusions:

Most patients entering with multimorbidity

diagnosis are in a social risk situation. Patients with different

levels of social risk, use different time amounts

of social intervention. Social risk situations do not prevent

hospital discharge.

keywor ds

Health’s Social Work; Multimorbid Patients; Social/Family

Problems; Social Discharge Planning; Gijon’s Scale.

Resumen

Introducción: Los problemas socio-familiares asociados

al paciente pluripatológico generan estancias hospitalarias

por razones no médicas. En este trabajo se presentan

los resultados de una investigación, realizada desde

la Unidad de Trabajo Social, con pacientes pluripatológicos

hospitalizados. El objetivo general es demostrar

que con la intervención social precoz, las situaciones

de riesgo social no obstaculizan ni demoran las estancias

hospitalarias. Métodos: Diseño: Estudio descriptivo

retrospectivo de base hospitalaria, en la Unidad Médica

de Enfermos Pluripatológicos San Juan de Dios, del

Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada.

Desde 1-1-2005 al 31-12- 2010. Tamaño muestral: El

total de pacientes fue 1.184, los datos se recogieron de

la historia social y de la Escala de Valoración Sociofamiliar

de Gijón (EG). Análisis: las variables cuantitativas se

expresaron mediante medidas de posición y dispersión

y las cualitativas mediante frecuencias relativas y absolutas.

Para la asociación entre dos variables nominales

se utilizo el test de _2. Resultados: La edad media de

los pacientes fue de 78 años (DT=10,34). El 52,7% correspondió

a mujeres. El 55,3% de los pacientes se encontraban

en riesgo social. Mostraron claudicación familiar

el 32,5%. Tras la estancia hospitalaria, regresaron

a su domicilio el 39,7%. La media de permanencia en el

hospital, tras el alta social, fue de 16,8 días (DT= 21,28

días) y una mediana asociada de 9 días. Conclusiones:

La mayoría de los pacientes pluripatológicos ingresan

en situación de riesgo social. Los pacientes con diferentes

niveles de riesgo social, consumen tiempos de

intervención social diferentes. Las situaciones de riesgo

social no obstaculizan el alta hospitalaria.

pala bra s clav es

Trabajo Social Sanitario; Pacientes Pluripatológicos; Problemas

Socio-Familiares; Planificación Del Alta Social;

Escala De Gijón.

Recibido: 2012.07.20. R evisado: 2013.01.16. A ceptado: 2013.02.07. P ublicado: 2013.06.01.

Correspondiencia: María Jesús Rodríguez Fernández. Hospital Universitario Virgen de las Nieves, Granada. Servicio

de Atención al Ciudadano. C/ Avda. de las Fuerzas Armadas nº 2, 18012 Granada. Tlfno.: (00-34) 958021508. E-mail:

mariaj.rodriguez.sspa@juntadeandalucia.es

Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236

DOI: http://dx.doi.org/10.5218/prts.2013.0008

Biblid [1578-0236 (2013) XIII-1, 67-76]

María-Jesús Rodríguez-Fernández1, Antonia García-Lizana2, Amanda-Rocío González- Ramírez3

y María-Angustias García-García4

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Trabajo Social con pacientes pluripatológicos

hospitalizados: intervención precoz en

situaciones de riesgo social

Social Work with Hospitalized Multimorbid

Patients: Early Intervention in Social Risk Scenarios

68 Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236

María-Jesús Rodríguez-Fernández • Antonia García-Lizana • Amanda-Rocío Gonzále z- Ramírez • María-Angustias García-García

Introducc ión

Los pacientes pluripatológicos (PP) en el ámbito

hospitalario, se identifican con una población de mayor

edad, mayor limitación funcional, mayor mortalidad,

consumen un número superior de estancias

durante su ingreso (Ollero et al., 2002). Habitualmente

presentan problemas sociales que afectan a la

recuperación del paciente y a la calidad de vida del

núcleo de convivencia (Fortin, et al., 2006; Tooth, et2008) y, de acuerdo con López et al (2009), ocasionan

al.,

estancias hospitalarias tras el alta médica.

Responder a esta diversidad y complejidad de problemas

exige una atención integral, interdisciplinar y

una coordinación constante entre el sistema sanitario

y otros sistemas de protección social, especialmente

con los servicios sociales. Con este enfoque, en España,

en la última década, se están introduciendo distintos

modelos organizativos y de gestión, como en el

País Vasco (Osakidetza, 2010) y Andalucía (Ollero et2007). En este abordaje integral e interdisciplinar

al.,

se considera necesaria la implicación del trabajador o

trabajadora social como profesional competente para

la planificación del alta, evaluación del riesgo social y

coordinación con recursos socio-sanitarios y sociales

(Ministerio de Sanidad y Política Social. Agencia de

Calidad del SNS, 2009).

Por su formación específica, desde los inicios

del Trabajo Social, y como se establece en la Guía

de Organización del Servicio de Trabajo Social en

Atención Especializada (Moral e Iglesias, 2000), los

trabajadores y trabajadoras sociales se ocupan de

estudiar, valorar, planificar y desarrollar estrategias

de intervención social dirigidas a resolver los problemas

socio-familiares de las personas enfermas y

de sus redes sociales más próximas, para que la enfermedad

no sea motivo de pérdida de calidad de

vida. Son el nexo de unión entre el ámbito sanitario

y social (Colom, 2008).

Facilitar la salida del paciente PP del hospital garantizando

la continuidad asistencial requiere realizar

la planificación precoz del alta hospitalaria, que

comprende la evaluación y abordaje de las necesidades

de cuidado del paciente, familia y entorno.

En la planificación del alta hospitalaria hay que

contemplar, además del alta médica, el alta social,

definida como “el alta que se da desde el servicio de

trabajo social, una vez que se considera que el problema

social se ha resuelto o se comprueba que no existía

(Colom, 2000: 288). En este proceso de intervención

proactiva el trabajador o trabajadora social realiza

la valoración del riesgo socio-familiar como vía

para priorizar la intervención, e interviene, tratando

de modificar las situaciones problemáticas, mientras

el paciente permanece ingresado para que el alta social

se produzca antes del alta médica.

Durante la permanencia en el hospital, con frecuencia,

el PP no puede recobrar su estado anterior

de salud, lo más probable es que se deteriore e incremente

el grado de dependencia y como consecuencia

va a precisar cuidados permanentes. Ello provoca

un impacto en la vida emocional y social del

paciente y su familia que suele alterar el equilibrio

que la misma tenía hasta ese momento. Este efecto

desestabilizador desencadena un proceso interactivo

que tiene que ver con la resiliencia, que como

dice Barranco (2009: 139) “la misma se forja en la”.

adversidad, en las dificultades a las que nos enfrentamos

en la vida y ayudan a que aparezca lo mejor que

hay en nosotros cuando somos capaces de superarlas

En este sentido, la intervención del trabajador o

trabajadora social hospitalario ayudará a encontrar

las fortalezas y capacidades del paciente y familia,

desarrollando estrategias de intervención dirigidas a

proporcionar apoyo emocional, promover habilidades

para la organización, negociación y reparto de

tareas que eviten la sobrecarga del cuidador o cuidadora,

además de identificar, movilizar y coordinarse

con los recursos sociales que posibiliten el regreso

al domicilio, o bien, facilitar el acceso a centros residenciales

alternativos.

En muchas ocasiones, la derivación a la Unidad

de Trabajo Social se realiza el mismo día que se le

comunica al paciente y/o la familia el alta médica.

Es en este momento cuando expresan la imposibilidad

de volver al domicilio por necesitar cuidados

y carecer de los recursos de apoyo necesarios. Esta

situación, además de generar conflictos con la familia

y profesionales, obliga al paciente a permanecer

en el hospital por problemas no médicos hasta que

la trabajadora social gestiona el alta social, lo que

incrementa el costo debido al consumo innecesario

de estancias hospitalarias.

La ocupación de una cama, cuando el paciente

no precisa cuidados sanitarios, genera una serie de

perjuicios que afectan a la familia, al buen funcionamiento

del centro (ralentiza la rotación de pacientes)

y conlleva un coste económico para el sistema.

La estancia hospitalaria tiene un coste, según precios

públicos en vigor en Andalucía, de 495,59 euros día

(Orden de 14 de octubre 2005), cantidad superior

a la que ocasionaría en el entorno de la persona, o

Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236 69

Trabajo Social con pacientes pluripatológicos hospitalizados: intervención prec oz en situaciones de riesgo social

en un centro residencial, que según la Fundación

Edad & Vida (2011) es de 70.89 € estancia día en

plaza privada y de 47,59 € concertada. Carrillo et al.

(2010) cifra este gasto en 500€ por estancia hospitalaria

y 100€ para centros residenciales. Es en este

sentido en el que consideramos necesario el conocimiento

y la intervención precoz de los problemas

sociofamiliares.

De la revisión bibliográfica realizada destacamos

la experiencia pionera realizada, en 1985 en el Hospital

General de Manresa por Colom (1992), donde se

obtuvieron los primeros resultados en España sobre

la validez del programa de planificación de altas hospitalarias.

Se mostró que la intervención de los trabajadores

sociales, desde el ingreso hospitalario, reducía

las estancias de las personas mayores de 65 años que

ingresaban en situación de riesgo social. El hospital

tenía contratadas a cinco trabajadoras sociales. Resultados

similares observamos en la investigación de

Sánchez (1996), realizada en un hospital comarcal,

donde se demuestra que la derivación precoz realizada

por personal sanitario con criterios de riesgo social

específicos, y teniendo en cuenta que solo se disponía

de un trabajador social, el alta social coincidió con el

alta médica. Finalmente, en la investigación de Rodríguez

(2006), realizada en un hospital de pluripatológicos,

se muestra que la priorización de la intervención

por criterios de riesgo social medibles y desde el

ingreso hospitalario, dio como resultado que el alta

social se anticipara al alta médica. En los tres estudios

se indica la necesidad de la coordinación entre los recursos

socio sanitarios como eslabón imprescindible

para garantizar la continuidad de la atención del paciente

a la salida del hospital.

Con estas premisas decidimos poner en marcha

este estudio, cuyos resultados presentamos en este

trabajo, con los objetivos siguientes: conocer el perfil

socio demográfico de los pacientes. Identificar los

problemas sociofamiliares y el nivel de riesgo social.

Describir en función del nivel de riesgo social: tipo

de intervención profesional, lugar al alta hospitalaria,

número de días de la intervención social y número

de días de permanencia en el hospital tras el

alta social. Y finalmente, demostrar que las situaciones

de riesgo social no obstaculizan ni demoran las

estancias hospitalarias.

Material y métodos

Estudio descriptivo retrospectivo de base hospitalaria

de los pacientes ingresados en la Unidad

Médica de Enfermos Pluripatológicos, Hospital San

Juan de Dios, dependiente del Hospital Universitario

Virgen de las Nieves de Granada, durante el

periodo comprendido entre el año 2005 al 2010. El

perfil de pacientes fue enfermos pluripatológicos

con posibilidades de compensación en el hospital,

procedentes en su mayoría de los servicios de Medicina

Interna, Neumología, Digestivo, Neurología,

Oncología y Urgencias.

Del total de ingresos hospitalarios (3.127), se excluyeron

aquellos pacientes que fallecieron durante

la primera semana del ingreso hospitalario, los que

procedían de residencia y los que no presentaban

riesgo socio-familiar en la primera entrevista realizada

por la trabajadora social, quedando reducida

la muestra a 1.184 (37.8%). De los 1.184 sujetos se

aplicó la Escala de Valoración Socio-familiar de Gijón

(EG) a 880 (74,3%) sujetos, quedando excluidos

los que fallecieron después de la primera y hasta

la segunda semana del ingreso.

Para la recogida de datos se aplicaron dos instrumentos:

1. Historia social, documento de elaboración

propia en la que se recogieron las siguientes variables:

Sociodemográficas

nivel de instrucción (analfabeto, sabe leer y escribir,

estudios primarios, superiores a estudios primarios),

estado civil (soltero, casado, viudo, separado/divorciado),

convivencia (vive solo), cuidador/a principal

(cónyuge, una hija, varios hijos/as, otros). Problemas: rechazo al alta hospitalaria del paciente,

socio-familiares

síndrome de Diógenes, personas sin hogar,

viven en pensión /albergue, conflicto en la relación

familiar, claudicación familiar de los cuidadores,

abuso económico, rotación familiar, imposibilidad

de cuidados de la familia directa, rechazo de la familia

al alta hospitalaria. Tipo de intervención social:

entrevista familiar, información-orientación-asesoramiento,

apoyo psicosocial, ayuda en la gestión de

recursos sociales, coordinación y movilización de

recursos sociales. Destino al alta hospitalaria: domicilio

de procedencia, con otros familiares, domicilio

en rotación, centro residencial, programa de respiro

familiar, éxitus, otros. Tiempo de intervención de la: días transcurridos desde que se

trabajadora social

inicia la intervención social hasta la fecha del alta social.

Tiempo de permanencia en el hospital tras el alta

social

alta hospitalaria (salida del paciente del hospital).

2. Escala de Valoración Socio-familiar de Gijón

(EG). Es un instrumento de valoración del nivel de

riesgo social. Incluye 5 ítems o variables, con cinco

posibles categorías en cada una de ellos, establecien70

Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236

María-Jesús Rodríguez-Fernández • Antonia García-Lizana • Amanda-Rocío Gonzále z- Ramírez • María-Angustias García-García

do un gradiente desde la situación social ideal, o ausencia

de problemática, hasta la objetivación de alguna

circunstancia o problema social (García et al.,

1999). Esta escala se viene utilizando por los trabajadores

sociales del ámbito de la salud. En este trabajo

se presentan los resultados de la aplicación de

dicha escala, que tipifican a la población estudiada

en tres niveles de riesgo: situación buena-aceptable,

riesgo social y problema social.

La recogida de datos se realizó mediante entrevistas

al paciente y/o familiares, personal sanitario

del hospital, así como entrevistas colaterales a trabajadores

sociales de otras instituciones ajenas al

sistema sanitario. Se respetó la Ley de Protección de

Datos (Ley 41/2002, de 14 de noviembre).

En cuanto a la estrategia de análisis, señalar que

el análisis estadístico de los datos se realizó empleando

el programa SPSS (versión 15.0, Chicago,

EEUU). Se aplicó el test de Shapiro-Wilk o bien

el test ómnibus de D’Agostino-Pearson indistintamente

para comprobar la normalidad de los datos.

En la estadística descriptiva:, se describió el perfil

de la población de estudio. Se emplearon medidas

de tendencia central y dispersión para las variables

cuantitativas (media, DT) incluyendo los Intervalos

de confianza (IC 95%) y mediana, distribución de

frecuencias absolutas y relativas para variables nominales,

expresando los resultados de estas últimas

en porcentajes. En el análisis bivariante: Se utilizó

el test de Chi-cuadrado para comparar proporciones

entre grupos (por ejemplo cuando se relaciono el

tipo de intervención con el nivel de riesgo social) y

cuando este no cumplía las condiciones de validez

se aplicó el test exacto de Fisher. El valor de significación

estadística para este estudio fue p<0.05.

Resultados

En función de los objetivos propuestos, presentamos

los resultados de la siguiente manera: En primer

lugar, se describe el perfil sociodemográfico del

total de la población historiada (1.184 pacientes).

En segundo lugar se exponen los resultados obtenidos

de la aplicación de la EG (880 sujetos) y su

distribución por niveles de riesgo. En tercer lugar,

los problemas socio-familiares. Por último, se presentan

las variables relacionadas con el nivel de riesgo

social: tipo de intervención social; destino al alta

hospitalaria; tiempo de intervención de la trabajadora

social; tiempo de permanencia en el hospital tras

el alta social.

Características Sociodemográficas

La edad media fue de 78 años (DT: 10,34 años;

mediana: 79 años; moda: 76 años; mínimo 38 años;

máximo 99 años). En el cálculo de la media no se

tuvo en cuenta a tres pacientes de 27, 28 y 32 años.

El 52,7% fueron mujeres. Vivían solos el 30,4%. Tenían

como cuidador principal al cónyuge el 64,6%

(mujeres 54,1%, hombres 45,9%), a una hija el 26%

y eran cuidados por hijos e hijas el 5,3%. En la tabla

1, se recogen las características más relevantes del

perfil de esta población (1.184 sujetos).

Valoración del Riesgo Socio-Familiar

Como se puede observar en la figura 1, los pacientes

que presentaron situación buena-aceptable

se corresponden con el 34,0%, riesgo social el 55,0%

y problema social el 11,0%.

Problemas Socio-Familiares

Se observó la imposibilidad de cuidados de la familia

directa en el 35,4% de los pacientes. Conflicto

en la relación familiar en el 20,4%. Claudicación familiar

en el 32,5%. En la tabla 2 se puede observar

los problemas sociofamiliares más significativos de

la población a la que se le aplico la EG (880 pacientes).

Variables relacionadas con el nivel de Riesgo Social

En cuanto al tipo de intervención profesional destacamos:

la información-orientación y asesoramiento

se proporcionó al 96,9% pacientes y/o familiares.

De ellos, tenían nivel de riesgo bueno-aceptable (ausencia

de problemática social) el 97,8%. Las entrevistas

familiares al 85,1%, de las cuales presentaban

riesgo social el 86,4% y, por último, la coordinación

y movilización de recursos que se realizó al 69,5%

de los casos. De estos, un 79,4% tuvieron problema

social.

Al relacionar el destino al alta hospitalaria con el

nivel de riesgo social, observamos que regresaron al

domicilio de procedencia el 39,7% de los pacientes,

de los cuales el 47,9 % tenían riesgo social buenoaceptable.

Ingresaron en centro residencial el 16,1%.

De estos, tenían problemas sociales el 22,9%.

En relación a los días de intervención social, los

pacientes con nivel de riesgo bueno-aceptable necesitaron

una media de 19 días (DT=29,20) y una

mediana de 8 días. Los pacientes con riesgo social,

necesitaron una media de 18 días (DT=26,02) y una

Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236 71

Trabajo Social con pacientes pluripatológicos hospitalizados: intervención prec oz en situaciones de riesgo social

Tabla 1. Características sociodemográficas de los pacientes hospitalizados Población estudiada (n= 1184)

Frecuencia Porcentaje Válido Porcentaje Acumulado

Sexo

Hombres

Mujeres

559

624

47,3

52,7

47,3

100,0

Nivel de Instrucción

Analfabeto

Sabe leer y escribir

Estudios primarios

Superiores a Estudios Primarios

180

273

82

31

31,8

48,2

14,5

5,5

31,8

80,0

94,5

100,0

Estado Civil

Soltero/a

Casado/a

Viudo/a

Separado/divorciado

140

412

439

44

13,5

39,8

42,4

4,3

13,5

53,3

95,7

100,0

Convivencia

No vive solo

Vive solo

759

331

69,6

30,4

69,6

100,0

Cuidador Principal

Cónyuge

Una hija

Varios hijos e hijas

Varias hijas

Otros

713

287

58

43

3

64,6

26,0

5,3

3.9

3

64,6

90,6

99,7

94,5

100,0

Figura 1: Valoración del Riesgo Social Familiar (Distribución Porcentual)

72 Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236

María-Jesús Rodríguez-Fernández • Antonia García-Lizana • Amanda-Rocío Gonzále z- Ramírez • María-Angustias García-García

Frecuencia Porcentaje Válido

PROBLEMAS ÁREA PERSONAL

Rechazo al alta hospitalaria 51 5,9%

Síndrome de Diógenes 11 1,3%

Personas sin hogar 21 2,4%

Vive en Pensión o Albergue 10 1,1%

PROBLEMAS UNIDAD CONVIVENCIA

Imposibilidad de cuidados de la familia directa 297 35,4%

Rechazo del cuidador y/o de la familia al alta hospitalaria 97 11,2%

Abuso económico 21 2,4%

Rotación familiar 36 4,1%

Conflicto en la relación familiar 173 20,4%

Claudicación familiar 278 32,5%

Tabla 2. Problemas socio-familiares de los pacientes y de la unidad de convivencia. Población estudiada (n=880)

Tabla 3: Niveles de riesgo socio- familiar: combinaciones con intervenciones de la trabajadora social

y destino al alta. Población estudiada (n=880)

RIESGO SOCIAL

Buena

Aceptable

Existe Riesgo

Social

Problema

Social

Total

Frecuencia % Frecuencia % Frecuencia % Frecuencia %

INTERVENCION

TRABAJADORA SOCIAL

Entrevistas familiares 74 82,2 420 86,4 249 83,8 743 85,1

Información orientación y

asesoramiento

88 97,8 474 97,5 284 95,6 846 96,9

Apoyo psicosocial 56 62,9 303 63,0 190 64,2 549 63,6

Seguimiento 72 75,0 407 83,6 270 90,9 749 85,1

Ayuda en la gestión de de

recursos sociales

42 49,4 311 64,5 233 78,7 586 67,9

Coordinación y movilización

de recursos

45 52,9 320 66,4 235 79,4 600 69,5

DESTINO AL ALTA

Domicilio de procedencia 46 47,9 226 46,6 77 25,9 349 39,7

Domicilio de otro familiar 0 0,0 17 3,5 9 3,0 26 3,0

Domicilio en rotación 0 0,0 4 0,8 1 0,3 5 0,6

Centro residencial 10 10,4 63 13,0 68 22,9 141 16,1

Programa respiro familiar 2 2,1 16 3,3 25 8,4 43 4,9

Exitus 38 39,6 156 32,2 111 37,4 305 34,7

Otros 0 0,0 3 0,6 6 2,0 9 1,0

Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236 73

Trabajo Social con pacientes pluripatológicos hospitalizados: intervención prec oz en situaciones de riesgo social

mediana de 11 días. El dato más significativo lo encontramos

en los pacientes con problema social que

necesitaron más días de intervención de la trabajadora

social, siendo la media de 23,6 días (DT=34,63)

y una mediana de 14 días.

En cuanto a la permanencia en el hospital tras el, los pacientes permanecieron en el hospital

alta social

una media de 16,8 días (DT= 21,28) y una

mediana de 9 días. Con respecto al nivel de riesgo

social, fueron los pacientes con problemas sociales

los que permanecieron menos tiempo en el hospital,

con una media de 13,3 días (DT=20,15) y una mediana

de 6 días.

Por último al relacionar el tiempo de la intervención

de la trabajadora social con la permanencia en

el hospital tras el alta social, observamos que los pacientes

con problemas sociales permanecieron menos

tiempo en el hospital que los pacientes con nivel

de riesgo bueno aceptable y riesgo social. Cuando se

recodificó la variable días de estancia por intervalos

y se cruzó con los niveles de riesgo se encontró una

asociación estadísticamente significativa para una p

< 0,006, esto se debe a que a mayor nivel de riesgo

social menos días de permanencia tras el alta social

y más días de intervención social.

Tabla 4: Días de permanencia tras el alta social según nivel de riesgo social. Población estudiada (n=880)

INTERVALOS DE DIAS DE ESTANCIA TRAS

ALTA SOCIAL

RIESGO SOCIAL

Buena

Aceptable

Existe Riesgo

Social

Problema

Social

Total

Menos de 25 días 57 301 196 554

De 26 -50 días 8 79 22 109

Más de 51 días 6 36 13 55

Total 71 416 231 718

χ

Destacamos que el 3,5 % de los pacientes tuvieron

que permanecer en el hospital tras el alta médica

por problemas sociales. En estos casos se negoció

con el equipo de salud la continuidad del paciente

en el hospital para garantizar su protección hasta

que la trabajadora social pudo obtener los recursos

sociales más idóneos.

Discusión

En nuestro estudio, el análisis del perfil de la población

muestra que son personas de edad avanzada,

la mayoría mujeres, con un nivel de instrucción

bajo en ambos sexos. Datos que se ponen de manifiesto

en otras investigaciones con PP, como la realizada

por Rivas et al. (2009). Destacamos como dato

de interés el alto porcentaje de pacientes que viven

solos, por considerar que esta situación supone un

factor de riesgo social, especialmente en pacientes

PP que necesitan, en una proporción elevada, cuidados

permanentes.

Como cuidador principal destaca, en primer lugar,

la esposa, seguido de una hija, lo que coincide

con otros trabajos efectuados por Costa et al. (2007)

y Bódalo-Lozano (2010), en los que se evidencia que

son las mujeres las que en mayor porcentaje proporcionan

cuidados a las personas dependientes. No

obstante, en este estudio hemos observado el alto

porcentaje de hombres que cuidan a sus cónyuges,

así como hijos varones que colaboran en el cuidado

de los padres, lo que mencionamos como dato significativo

que apunta un leve cambio que favorece la

igualdad de género en los cuidados familiares.

De manera similar a lo observado en otros estudios

como el de Ramírez-Duque et al. (2008), los

problemas socio-familiares se derivan de la falta de

autonomía y necesidad de cuidados permanentes del

paciente. Para abordar estas dificultades, el trabajo

con la familia ha sido una de las intervenciones de

la trabajadora social más utilizadas. Ha permitido

ofrecer un espacio formal y acogedor para compartir

información, expresar emociones, resolver conflictos,

negociar el alta hospitalaria y, como plantea

Segado Sánchez-Cabezudo (2011), trasladar la toma

de decisiones a los usuarios. De esta forma, la intervención

se orienta en la línea que propusieron Ollero

y Orozco. (2011) en la Conferencia Nacional para

la Atención al Paciente con Enfermedades Crónicas:

74 Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236

María-Jesús Rodríguez-Fernández • Antonia García-Lizana • Amanda-Rocío Gonzále z- Ramírez • María-Angustias García-García

la responsabilización y autonomía del paciente y familia.

El domicilio continúa siendo el recurso más deseado

por el usuario. Es el lugar al que llegan en

mayor porcentaje los usuarios tras al alta, donde

es la familia la principal proveedora de cuidados.

Estos resultados coinciden con los datos publicados

para el conjunto de España en el Libro Blanco de la

Dependencia (2004), en el que se pone de relieve

que la familia es la principal fuente de apoyo de las

personas que precisan cuidados.

Los centros residenciales han mostrado ser el

recurso social más idóneo ante la imposibilidad de

regresar a su entorno. Y fueron los pacientes con

mayor nivel de riesgo social (problema social) los

que ingresaron, en una proporción mayor, en centros

residenciales. Otras investigaciones consultadas

relacionan el ingreso en centros residenciales

con la edad avanzada, factores sociodemográficos y

gran dependencia (Ayuso et al., 2010; Luppa et al.,

2010).

En relación a la valoración del riesgo sociofamiliar

con la EG, se ha constatado que el mayor porcentaje

de pacientes estudiados ingresaron en una

situación de riesgo social.

Al relacionar el nivel de riesgo social con los días

de intervención de la trabajadora social observamos

que, los pacientes valorados con un nivel máximo

de riesgo (problema social), precisaron más días de

intervención de la trabajadora social y el alta social

se anticipó al alta hospitalaria. Estos datos son coincidentes

con otras investigaciones, como la realizada

por Millares et al. (2005) que señala, que los

pacientes ingresados en hospitales de media estancia

precisan más tiempo e intensidad en la intervención,

para conseguir mejores resultados y proponen la valoración

e intervención interdisciplinar en la que se

incluye al trabajador o trabajadora social.

Como resultado más relevante del estudio, destacamos

que los pacientes no permanecen en el

hospital por problemas sociales. La fecha del alta

social se anticipa al alta hospitalaria. Estos datos, si

bien confirman las conclusiones de otros trabajos

como los ya mencionados de Colom (1992), Sánchez

(1996) y Rodríguez (2006), discrepan de los

resultados obtenidos por López et al. (2009) que

evidencian el incremento de la media de estancias

por problemas sociales.

Desconocemos las causas por las que los pacientes

han permanecido en el hospital tras el alta social.

Según nuestra experiencia, se podría asociar a la comorbilidad

e inestabilidad del PP y/o a cuestiones

de la organización interna del propio hospital, lo que

planteamos como objeto de futuras investigaciones.

No obstante, el 3,5 % de los pacientes tuvieron

que permanecer más tiempo en el hospital por problemas

sociales tras el alta médica. Desconocemos el

número de días que estos pacientes permanecieron

ingresados tras el alta médica, así como otros datos

de interés. Lo que planteamos como una limitación

del presente estudio

En conclusión, la identificación de los problemas

socio-familiares y el conocimiento del nivel de riesgo

social en los primeros días del ingreso hospitalario,

ha permitido que la trabajadora social pueda

planificar e intervenir de manera más eficaz y focalizada

en aquellos pacientes con más riesgo social y

por tanto, con más probabilidades de obstaculizar el

alta hospitalaria.

Coincidimos con Ollero y Orozco. (2011) en que

la utilidad del conocimiento del riesgo social en PP

constituye una dimensión necesaria de la atención

integral. En este estudio se muestra que dicho conocimiento

del nivel de riesgo social con la EG, ha

sido válido y compartimos con Díaz (2010) su utilidad

para el diseño de la intervención social en función

de las necesidades que descubre.

Asimismo compartimos las recomendaciones de

la Agencia de Calidad del SNS (2009) al asignar las

funciones de valoración e intervención del riesgo

social a los trabajadores sociales.

Agradecimientos

A Miguel Prados Rodríguez por la elaboración

de la base de datos y por haber estado involucrado

con ilusión y constancia.

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jclinepi.2007.05.015

abstract

Background: The social problems in families related

to multimorbid patients causes hospital stays for nonmedical

reasons. This paper presents the results of an

investigation conducted by the Unit of Social Work,

with hospitalized multimorbid patients with. The overall

objective is to demonstrate that with early social

intervention, social risk situations will not hinder or

delay hospital stays. Methods: Design: Hospital- based

retrospective study at the Medical Unit of multipathological

patients, San Juan de Dios, University Hospital

Virgen de las Nieves in Granada. From 01.01.2005 to 12-

31-12 - 2010. Sample size: The total number of patients

was 1184;, data were collected from social records and

social/family Rating Scale of Gijon (EG). Analysis: Quantitative

variables were expressed by location and dispersion

measures and qualitative variables by absolute

and relative frequencies. the _2 test was used fFor the

association between two nominal variables we used the

_2 test. Results: The mean age of patients was 78 years

(SD : 10.33). 52.7% were women. 55.3% of patients were

in social risk. Family withdrawal showed 32.5%. Family

interviews were conducted in 85% of cases. After their

hospital stay, 39.7% returned home. The average hospital

stay, after social discharge, was 16.8 days (SD =

21.28 days) and an associated median of 9 days. Conclusions:

Most patients entering with multimorbidity

diagnosis are in a social risk situation. Patients with different

levels of social risk, use different time amounts

of social intervention. Social risk situations do not prevent

hospital discharge.

keywor ds

Health’s Social Work; Multimorbid Patients; Social/Family

Problems; Social Discharge Planning; Gijon’s Scale.

Resumen

Introducción: Los problemas socio-familiares asociados

al paciente pluripatológico generan estancias hospitalarias

por razones no médicas. En este trabajo se presentan

los resultados de una investigación, realizada desde

la Unidad de Trabajo Social, con pacientes pluripatológicos

hospitalizados. El objetivo general es demostrar

que con la intervención social precoz, las situaciones

de riesgo social no obstaculizan ni demoran las estancias

hospitalarias. Métodos: Diseño: Estudio descriptivo

retrospectivo de base hospitalaria, en la Unidad Médica

de Enfermos Pluripatológicos San Juan de Dios, del

Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada.

Desde 1-1-2005 al 31-12- 2010. Tamaño muestral: El

total de pacientes fue 1.184, los datos se recogieron de

la historia social y de la Escala de Valoración Sociofamiliar

de Gijón (EG). Análisis: las variables cuantitativas se

expresaron mediante medidas de posición y dispersión

y las cualitativas mediante frecuencias relativas y absolutas.

Para la asociación entre dos variables nominales

se utilizo el test de _2. Resultados: La edad media de

los pacientes fue de 78 años (DT=10,34). El 52,7% correspondió

a mujeres. El 55,3% de los pacientes se encontraban

en riesgo social. Mostraron claudicación familiar

el 32,5%. Tras la estancia hospitalaria, regresaron

a su domicilio el 39,7%. La media de permanencia en el

hospital, tras el alta social, fue de 16,8 días (DT= 21,28

días) y una mediana asociada de 9 días. Conclusiones:

La mayoría de los pacientes pluripatológicos ingresan

en situación de riesgo social. Los pacientes con diferentes

niveles de riesgo social, consumen tiempos de

intervención social diferentes. Las situaciones de riesgo

social no obstaculizan el alta hospitalaria.

pala bra s clav es

Trabajo Social Sanitario; Pacientes Pluripatológicos; Problemas

Socio-Familiares; Planificación Del Alta Social;

Escala De Gijón.

Recibido: 2012.07.20. R evisado: 2013.01.16. A ceptado: 2013.02.07. P ublicado: 2013.06.01.

Correspondiencia: María Jesús Rodríguez Fernández. Hospital Universitario Virgen de las Nieves, Granada. Servicio

de Atención al Ciudadano. C/ Avda. de las Fuerzas Armadas nº 2, 18012 Granada. Tlfno.: (00-34) 958021508. E-mail:

mariaj.rodriguez.sspa@juntadeandalucia.es

Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236

DOI: http://dx.doi.org/10.5218/prts.2013.0008

Biblid [1578-0236 (2013) XIII-1, 67-76]

María-Jesús Rodríguez-Fernández1, Antonia García-Lizana2, Amanda-Rocío González- Ramírez3

y María-Angustias García-García4

Servicio de Atención al Ciudadano. Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada. España1

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FIBAO - Fundación Pública para la Investigación Biosanitaria de Andalucía Oriental - Alejandro Otero. Granada. España3

Centro de Salud Albayzin. Distrito Sanitario Granada. España4

Trabajo Social con pacientes pluripatológicos

hospitalizados: intervención precoz en

situaciones de riesgo social

Social Work with Hospitalized Multimorbid

Patients: Early Intervention in Social Risk Scenarios

68 Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236

María-Jesús Rodríguez-Fernández • Antonia García-Lizana • Amanda-Rocío Gonzále z- Ramírez • María-Angustias García-García

Introducc ión

Los pacientes pluripatológicos (PP) en el ámbito

hospitalario, se identifican con una población de mayor

edad, mayor limitación funcional, mayor mortalidad,

consumen un número superior de estancias

durante su ingreso (Ollero et al., 2002). Habitualmente

presentan problemas sociales que afectan a la

recuperación del paciente y a la calidad de vida del

núcleo de convivencia (Fortin, et al., 2006; Tooth, et2008) y, de acuerdo con López et al (2009), ocasionan

al.,

estancias hospitalarias tras el alta médica.

Responder a esta diversidad y complejidad de problemas

exige una atención integral, interdisciplinar y

una coordinación constante entre el sistema sanitario

y otros sistemas de protección social, especialmente

con los servicios sociales. Con este enfoque, en España,

en la última década, se están introduciendo distintos

modelos organizativos y de gestión, como en el

País Vasco (Osakidetza, 2010) y Andalucía (Ollero et2007). En este abordaje integral e interdisciplinar

al.,

se considera necesaria la implicación del trabajador o

trabajadora social como profesional competente para

la planificación del alta, evaluación del riesgo social y

coordinación con recursos socio-sanitarios y sociales

(Ministerio de Sanidad y Política Social. Agencia de

Calidad del SNS, 2009).

Por su formación específica, desde los inicios

del Trabajo Social, y como se establece en la Guía

de Organización del Servicio de Trabajo Social en

Atención Especializada (Moral e Iglesias, 2000), los

trabajadores y trabajadoras sociales se ocupan de

estudiar, valorar, planificar y desarrollar estrategias

de intervención social dirigidas a resolver los problemas

socio-familiares de las personas enfermas y

de sus redes sociales más próximas, para que la enfermedad

no sea motivo de pérdida de calidad de

vida. Son el nexo de unión entre el ámbito sanitario

y social (Colom, 2008).

Facilitar la salida del paciente PP del hospital garantizando

la continuidad asistencial requiere realizar

la planificación precoz del alta hospitalaria, que

comprende la evaluación y abordaje de las necesidades

de cuidado del paciente, familia y entorno.

En la planificación del alta hospitalaria hay que

contemplar, además del alta médica, el alta social,

definida como “el alta que se da desde el servicio de

trabajo social, una vez que se considera que el problema

social se ha resuelto o se comprueba que no existía

(Colom, 2000: 288). En este proceso de intervención

proactiva el trabajador o trabajadora social realiza

la valoración del riesgo socio-familiar como vía

para priorizar la intervención, e interviene, tratando

de modificar las situaciones problemáticas, mientras

el paciente permanece ingresado para que el alta social

se produzca antes del alta médica.

Durante la permanencia en el hospital, con frecuencia,

el PP no puede recobrar su estado anterior

de salud, lo más probable es que se deteriore e incremente

el grado de dependencia y como consecuencia

va a precisar cuidados permanentes. Ello provoca

un impacto en la vida emocional y social del

paciente y su familia que suele alterar el equilibrio

que la misma tenía hasta ese momento. Este efecto

desestabilizador desencadena un proceso interactivo

que tiene que ver con la resiliencia, que como

dice Barranco (2009: 139) “la misma se forja en la”.

adversidad, en las dificultades a las que nos enfrentamos

en la vida y ayudan a que aparezca lo mejor que

hay en nosotros cuando somos capaces de superarlas

En este sentido, la intervención del trabajador o

trabajadora social hospitalario ayudará a encontrar

las fortalezas y capacidades del paciente y familia,

desarrollando estrategias de intervención dirigidas a

proporcionar apoyo emocional, promover habilidades

para la organización, negociación y reparto de

tareas que eviten la sobrecarga del cuidador o cuidadora,

además de identificar, movilizar y coordinarse

con los recursos sociales que posibiliten el regreso

al domicilio, o bien, facilitar el acceso a centros residenciales

alternativos.

En muchas ocasiones, la derivación a la Unidad

de Trabajo Social se realiza el mismo día que se le

comunica al paciente y/o la familia el alta médica.

Es en este momento cuando expresan la imposibilidad

de volver al domicilio por necesitar cuidados

y carecer de los recursos de apoyo necesarios. Esta

situación, además de generar conflictos con la familia

y profesionales, obliga al paciente a permanecer

en el hospital por problemas no médicos hasta que

la trabajadora social gestiona el alta social, lo que

incrementa el costo debido al consumo innecesario

de estancias hospitalarias.

La ocupación de una cama, cuando el paciente

no precisa cuidados sanitarios, genera una serie de

perjuicios que afectan a la familia, al buen funcionamiento

del centro (ralentiza la rotación de pacientes)

y conlleva un coste económico para el sistema.

La estancia hospitalaria tiene un coste, según precios

públicos en vigor en Andalucía, de 495,59 euros día

(Orden de 14 de octubre 2005), cantidad superior

a la que ocasionaría en el entorno de la persona, o

Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236 69

Trabajo Social con pacientes pluripatológicos hospitalizados: intervención prec oz en situaciones de riesgo social

en un centro residencial, que según la Fundación

Edad & Vida (2011) es de 70.89 € estancia día en

plaza privada y de 47,59 € concertada. Carrillo et al.

(2010) cifra este gasto en 500€ por estancia hospitalaria

y 100€ para centros residenciales. Es en este

sentido en el que consideramos necesario el conocimiento

y la intervención precoz de los problemas

sociofamiliares.

De la revisión bibliográfica realizada destacamos

la experiencia pionera realizada, en 1985 en el Hospital

General de Manresa por Colom (1992), donde se

obtuvieron los primeros resultados en España sobre

la validez del programa de planificación de altas hospitalarias.

Se mostró que la intervención de los trabajadores

sociales, desde el ingreso hospitalario, reducía

las estancias de las personas mayores de 65 años que

ingresaban en situación de riesgo social. El hospital

tenía contratadas a cinco trabajadoras sociales. Resultados

similares observamos en la investigación de

Sánchez (1996), realizada en un hospital comarcal,

donde se demuestra que la derivación precoz realizada

por personal sanitario con criterios de riesgo social

específicos, y teniendo en cuenta que solo se disponía

de un trabajador social, el alta social coincidió con el

alta médica. Finalmente, en la investigación de Rodríguez

(2006), realizada en un hospital de pluripatológicos,

se muestra que la priorización de la intervención

por criterios de riesgo social medibles y desde el

ingreso hospitalario, dio como resultado que el alta

social se anticipara al alta médica. En los tres estudios

se indica la necesidad de la coordinación entre los recursos

socio sanitarios como eslabón imprescindible

para garantizar la continuidad de la atención del paciente

a la salida del hospital.

Con estas premisas decidimos poner en marcha

este estudio, cuyos resultados presentamos en este

trabajo, con los objetivos siguientes: conocer el perfil

socio demográfico de los pacientes. Identificar los

problemas sociofamiliares y el nivel de riesgo social.

Describir en función del nivel de riesgo social: tipo

de intervención profesional, lugar al alta hospitalaria,

número de días de la intervención social y número

de días de permanencia en el hospital tras el

alta social. Y finalmente, demostrar que las situaciones

de riesgo social no obstaculizan ni demoran las

estancias hospitalarias.

Material y métodos

Estudio descriptivo retrospectivo de base hospitalaria

de los pacientes ingresados en la Unidad

Médica de Enfermos Pluripatológicos, Hospital San

Juan de Dios, dependiente del Hospital Universitario

Virgen de las Nieves de Granada, durante el

periodo comprendido entre el año 2005 al 2010. El

perfil de pacientes fue enfermos pluripatológicos

con posibilidades de compensación en el hospital,

procedentes en su mayoría de los servicios de Medicina

Interna, Neumología, Digestivo, Neurología,

Oncología y Urgencias.

Del total de ingresos hospitalarios (3.127), se excluyeron

aquellos pacientes que fallecieron durante

la primera semana del ingreso hospitalario, los que

procedían de residencia y los que no presentaban

riesgo socio-familiar en la primera entrevista realizada

por la trabajadora social, quedando reducida

la muestra a 1.184 (37.8%). De los 1.184 sujetos se

aplicó la Escala de Valoración Socio-familiar de Gijón

(EG) a 880 (74,3%) sujetos, quedando excluidos

los que fallecieron después de la primera y hasta

la segunda semana del ingreso.

Para la recogida de datos se aplicaron dos instrumentos:

1. Historia social, documento de elaboración

propia en la que se recogieron las siguientes variables:

Sociodemográficas

nivel de instrucción (analfabeto, sabe leer y escribir,

estudios primarios, superiores a estudios primarios),

estado civil (soltero, casado, viudo, separado/divorciado),

convivencia (vive solo), cuidador/a principal

(cónyuge, una hija, varios hijos/as, otros). Problemas: rechazo al alta hospitalaria del paciente,

socio-familiares

síndrome de Diógenes, personas sin hogar,

viven en pensión /albergue, conflicto en la relación

familiar, claudicación familiar de los cuidadores,

abuso económico, rotación familiar, imposibilidad

de cuidados de la familia directa, rechazo de la familia

al alta hospitalaria. Tipo de intervención social:

entrevista familiar, información-orientación-asesoramiento,

apoyo psicosocial, ayuda en la gestión de

recursos sociales, coordinación y movilización de

recursos sociales. Destino al alta hospitalaria: domicilio

de procedencia, con otros familiares, domicilio

en rotación, centro residencial, programa de respiro

familiar, éxitus, otros. Tiempo de intervención de la: días transcurridos desde que se

trabajadora social

inicia la intervención social hasta la fecha del alta social.

Tiempo de permanencia en el hospital tras el alta

social

alta hospitalaria (salida del paciente del hospital).

2. Escala de Valoración Socio-familiar de Gijón

(EG). Es un instrumento de valoración del nivel de

riesgo social. Incluye 5 ítems o variables, con cinco

posibles categorías en cada una de ellos, establecien70

Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236

María-Jesús Rodríguez-Fernández • Antonia García-Lizana • Amanda-Rocío Gonzále z- Ramírez • María-Angustias García-García

do un gradiente desde la situación social ideal, o ausencia

de problemática, hasta la objetivación de alguna

circunstancia o problema social (García et al.,

1999). Esta escala se viene utilizando por los trabajadores

sociales del ámbito de la salud. En este trabajo

se presentan los resultados de la aplicación de

dicha escala, que tipifican a la población estudiada

en tres niveles de riesgo: situación buena-aceptable,

riesgo social y problema social.

La recogida de datos se realizó mediante entrevistas

al paciente y/o familiares, personal sanitario

del hospital, así como entrevistas colaterales a trabajadores

sociales de otras instituciones ajenas al

sistema sanitario. Se respetó la Ley de Protección de

Datos (Ley 41/2002, de 14 de noviembre).

En cuanto a la estrategia de análisis, señalar que

el análisis estadístico de los datos se realizó empleando

el programa SPSS (versión 15.0, Chicago,

EEUU). Se aplicó el test de Shapiro-Wilk o bien

el test ómnibus de D’Agostino-Pearson indistintamente

para comprobar la normalidad de los datos.

En la estadística descriptiva:, se describió el perfil

de la población de estudio. Se emplearon medidas

de tendencia central y dispersión para las variables

cuantitativas (media, DT) incluyendo los Intervalos

de confianza (IC 95%) y mediana, distribución de

frecuencias absolutas y relativas para variables nominales,

expresando los resultados de estas últimas

en porcentajes. En el análisis bivariante: Se utilizó

el test de Chi-cuadrado para comparar proporciones

entre grupos (por ejemplo cuando se relaciono el

tipo de intervención con el nivel de riesgo social) y

cuando este no cumplía las condiciones de validez

se aplicó el test exacto de Fisher. El valor de significación

estadística para este estudio fue p<0.05.

Resultados

En función de los objetivos propuestos, presentamos

los resultados de la siguiente manera: En primer

lugar, se describe el perfil sociodemográfico del

total de la población historiada (1.184 pacientes).

En segundo lugar se exponen los resultados obtenidos

de la aplicación de la EG (880 sujetos) y su

distribución por niveles de riesgo. En tercer lugar,

los problemas socio-familiares. Por último, se presentan

las variables relacionadas con el nivel de riesgo

social: tipo de intervención social; destino al alta

hospitalaria; tiempo de intervención de la trabajadora

social; tiempo de permanencia en el hospital tras

el alta social.

Características Sociodemográficas

La edad media fue de 78 años (DT: 10,34 años;

mediana: 79 años; moda: 76 años; mínimo 38 años;

máximo 99 años). En el cálculo de la media no se

tuvo en cuenta a tres pacientes de 27, 28 y 32 años.

El 52,7% fueron mujeres. Vivían solos el 30,4%. Tenían

como cuidador principal al cónyuge el 64,6%

(mujeres 54,1%, hombres 45,9%), a una hija el 26%

y eran cuidados por hijos e hijas el 5,3%. En la tabla

1, se recogen las características más relevantes del

perfil de esta población (1.184 sujetos).

Valoración del Riesgo Socio-Familiar

Como se puede observar en la figura 1, los pacientes

que presentaron situación buena-aceptable

se corresponden con el 34,0%, riesgo social el 55,0%

y problema social el 11,0%.

Problemas Socio-Familiares

Se observó la imposibilidad de cuidados de la familia

directa en el 35,4% de los pacientes. Conflicto

en la relación familiar en el 20,4%. Claudicación familiar

en el 32,5%. En la tabla 2 se puede observar

los problemas sociofamiliares más significativos de

la población a la que se le aplico la EG (880 pacientes).

Variables relacionadas con el nivel de Riesgo Social

En cuanto al tipo de intervención profesional destacamos:

la información-orientación y asesoramiento

se proporcionó al 96,9% pacientes y/o familiares.

De ellos, tenían nivel de riesgo bueno-aceptable (ausencia

de problemática social) el 97,8%. Las entrevistas

familiares al 85,1%, de las cuales presentaban

riesgo social el 86,4% y, por último, la coordinación

y movilización de recursos que se realizó al 69,5%

de los casos. De estos, un 79,4% tuvieron problema

social.

Al relacionar el destino al alta hospitalaria con el

nivel de riesgo social, observamos que regresaron al

domicilio de procedencia el 39,7% de los pacientes,

de los cuales el 47,9 % tenían riesgo social buenoaceptable.

Ingresaron en centro residencial el 16,1%.

De estos, tenían problemas sociales el 22,9%.

En relación a los días de intervención social, los

pacientes con nivel de riesgo bueno-aceptable necesitaron

una media de 19 días (DT=29,20) y una

mediana de 8 días. Los pacientes con riesgo social,

necesitaron una media de 18 días (DT=26,02) y una

Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236 71

Trabajo Social con pacientes pluripatológicos hospitalizados: intervención prec oz en situaciones de riesgo social

Tabla 1. Características sociodemográficas de los pacientes hospitalizados Población estudiada (n= 1184)

Frecuencia Porcentaje Válido Porcentaje Acumulado

Sexo

Hombres

Mujeres

559

624

47,3

52,7

47,3

100,0

Nivel de Instrucción

Analfabeto

Sabe leer y escribir

Estudios primarios

Superiores a Estudios Primarios

180

273

82

31

31,8

48,2

14,5

5,5

31,8

80,0

94,5

100,0

Estado Civil

Soltero/a

Casado/a

Viudo/a

Separado/divorciado

140

412

439

44

13,5

39,8

42,4

4,3

13,5

53,3

95,7

100,0

Convivencia

No vive solo

Vive solo

759

331

69,6

30,4

69,6

100,0

Cuidador Principal

Cónyuge

Una hija

Varios hijos e hijas

Varias hijas

Otros

713

287

58

43

3

64,6

26,0

5,3

3.9

3

64,6

90,6

99,7

94,5

100,0

Figura 1: Valoración del Riesgo Social Familiar (Distribución Porcentual)

72 Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236

María-Jesús Rodríguez-Fernández • Antonia García-Lizana • Amanda-Rocío Gonzále z- Ramírez • María-Angustias García-García

Frecuencia Porcentaje Válido

PROBLEMAS ÁREA PERSONAL

Rechazo al alta hospitalaria 51 5,9%

Síndrome de Diógenes 11 1,3%

Personas sin hogar 21 2,4%

Vive en Pensión o Albergue 10 1,1%

PROBLEMAS UNIDAD CONVIVENCIA

Imposibilidad de cuidados de la familia directa 297 35,4%

Rechazo del cuidador y/o de la familia al alta hospitalaria 97 11,2%

Abuso económico 21 2,4%

Rotación familiar 36 4,1%

Conflicto en la relación familiar 173 20,4%

Claudicación familiar 278 32,5%

Tabla 2. Problemas socio-familiares de los pacientes y de la unidad de convivencia. Población estudiada (n=880)

Tabla 3: Niveles de riesgo socio- familiar: combinaciones con intervenciones de la trabajadora social

y destino al alta. Población estudiada (n=880)

RIESGO SOCIAL

Buena

Aceptable

Existe Riesgo

Social

Problema

Social

Total

Frecuencia % Frecuencia % Frecuencia % Frecuencia %

INTERVENCION

TRABAJADORA SOCIAL

Entrevistas familiares 74 82,2 420 86,4 249 83,8 743 85,1

Información orientación y

asesoramiento

88 97,8 474 97,5 284 95,6 846 96,9

Apoyo psicosocial 56 62,9 303 63,0 190 64,2 549 63,6

Seguimiento 72 75,0 407 83,6 270 90,9 749 85,1

Ayuda en la gestión de de

recursos sociales

42 49,4 311 64,5 233 78,7 586 67,9

Coordinación y movilización

de recursos

45 52,9 320 66,4 235 79,4 600 69,5

DESTINO AL ALTA

Domicilio de procedencia 46 47,9 226 46,6 77 25,9 349 39,7

Domicilio de otro familiar 0 0,0 17 3,5 9 3,0 26 3,0

Domicilio en rotación 0 0,0 4 0,8 1 0,3 5 0,6

Centro residencial 10 10,4 63 13,0 68 22,9 141 16,1

Programa respiro familiar 2 2,1 16 3,3 25 8,4 43 4,9

Exitus 38 39,6 156 32,2 111 37,4 305 34,7

Otros 0 0,0 3 0,6 6 2,0 9 1,0

Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236 73

Trabajo Social con pacientes pluripatológicos hospitalizados: intervención prec oz en situaciones de riesgo social

mediana de 11 días. El dato más significativo lo encontramos

en los pacientes con problema social que

necesitaron más días de intervención de la trabajadora

social, siendo la media de 23,6 días (DT=34,63)

y una mediana de 14 días.

En cuanto a la permanencia en el hospital tras el, los pacientes permanecieron en el hospital

alta social

una media de 16,8 días (DT= 21,28) y una

mediana de 9 días. Con respecto al nivel de riesgo

social, fueron los pacientes con problemas sociales

los que permanecieron menos tiempo en el hospital,

con una media de 13,3 días (DT=20,15) y una mediana

de 6 días.

Por último al relacionar el tiempo de la intervención

de la trabajadora social con la permanencia en

el hospital tras el alta social, observamos que los pacientes

con problemas sociales permanecieron menos

tiempo en el hospital que los pacientes con nivel

de riesgo bueno aceptable y riesgo social. Cuando se

recodificó la variable días de estancia por intervalos

y se cruzó con los niveles de riesgo se encontró una

asociación estadísticamente significativa para una p

< 0,006, esto se debe a que a mayor nivel de riesgo

social menos días de permanencia tras el alta social

y más días de intervención social.

Tabla 4: Días de permanencia tras el alta social según nivel de riesgo social. Población estudiada (n=880)

INTERVALOS DE DIAS DE ESTANCIA TRAS

ALTA SOCIAL

RIESGO SOCIAL

Buena

Aceptable

Existe Riesgo

Social

Problema

Social

Total

Menos de 25 días 57 301 196 554

De 26 -50 días 8 79 22 109

Más de 51 días 6 36 13 55

Total 71 416 231 718

χ

Destacamos que el 3,5 % de los pacientes tuvieron

que permanecer en el hospital tras el alta médica

por problemas sociales. En estos casos se negoció

con el equipo de salud la continuidad del paciente

en el hospital para garantizar su protección hasta

que la trabajadora social pudo obtener los recursos

sociales más idóneos.

Discusión

En nuestro estudio, el análisis del perfil de la población

muestra que son personas de edad avanzada,

la mayoría mujeres, con un nivel de instrucción

bajo en ambos sexos. Datos que se ponen de manifiesto

en otras investigaciones con PP, como la realizada

por Rivas et al. (2009). Destacamos como dato

de interés el alto porcentaje de pacientes que viven

solos, por considerar que esta situación supone un

factor de riesgo social, especialmente en pacientes

PP que necesitan, en una proporción elevada, cuidados

permanentes.

Como cuidador principal destaca, en primer lugar,

la esposa, seguido de una hija, lo que coincide

con otros trabajos efectuados por Costa et al. (2007)

y Bódalo-Lozano (2010), en los que se evidencia que

son las mujeres las que en mayor porcentaje proporcionan

cuidados a las personas dependientes. No

obstante, en este estudio hemos observado el alto

porcentaje de hombres que cuidan a sus cónyuges,

así como hijos varones que colaboran en el cuidado

de los padres, lo que mencionamos como dato significativo

que apunta un leve cambio que favorece la

igualdad de género en los cuidados familiares.

De manera similar a lo observado en otros estudios

como el de Ramírez-Duque et al. (2008), los

problemas socio-familiares se derivan de la falta de

autonomía y necesidad de cuidados permanentes del

paciente. Para abordar estas dificultades, el trabajo

con la familia ha sido una de las intervenciones de

la trabajadora social más utilizadas. Ha permitido

ofrecer un espacio formal y acogedor para compartir

información, expresar emociones, resolver conflictos,

negociar el alta hospitalaria y, como plantea

Segado Sánchez-Cabezudo (2011), trasladar la toma

de decisiones a los usuarios. De esta forma, la intervención

se orienta en la línea que propusieron Ollero

y Orozco. (2011) en la Conferencia Nacional para

la Atención al Paciente con Enfermedades Crónicas:

74 Portularia Vol. XIII, Nº 1, [67-76] issn 1578-0236

María-Jesús Rodríguez-Fernández • Antonia García-Lizana • Amanda-Rocío Gonzále z- Ramírez • María-Angustias García-García

la responsabilización y autonomía del paciente y familia.

El domicilio continúa siendo el recurso más deseado

por el usuario. Es el lugar al que llegan en

mayor porcentaje los usuarios tras al alta, donde

es la familia la principal proveedora de cuidados.

Estos resultados coinciden con los datos publicados

para el conjunto de España en el Libro Blanco de la

Dependencia (2004), en el que se pone de relieve

que la familia es la principal fuente de apoyo de las

personas que precisan cuidados.

Los centros residenciales han mostrado ser el

recurso social más idóneo ante la imposibilidad de

regresar a su entorno. Y fueron los pacientes con

mayor nivel de riesgo social (problema social) los

que ingresaron, en una proporción mayor, en centros

residenciales. Otras investigaciones consultadas

relacionan el ingreso en centros residenciales

con la edad avanzada, factores sociodemográficos y

gran dependencia (Ayuso et al., 2010; Luppa et al.,

2010).

En relación a la valoración del riesgo sociofamiliar

con la EG, se ha constatado que el mayor porcentaje

de pacientes estudiados ingresaron en una

situación de riesgo social.

Al relacionar el nivel de riesgo social con los días

de intervención de la trabajadora social observamos

que, los pacientes valorados con un nivel máximo

de riesgo (problema social), precisaron más días de

intervención de la trabajadora social y el alta social

se anticipó al alta hospitalaria. Estos datos son coincidentes

con otras investigaciones, como la realizada

por Millares et al. (2005) que señala, que los

pacientes ingresados en hospitales de media estancia

precisan más tiempo e intensidad en la intervención,

para conseguir mejores resultados y proponen la valoración

e intervención interdisciplinar en la que se

incluye al trabajador o trabajadora social.

Como resultado más relevante del estudio, destacamos

que los pacientes no permanecen en el

hospital por problemas sociales. La fecha del alta

social se anticipa al alta hospitalaria. Estos datos, si

bien confirman las conclusiones de otros trabajos

como los ya mencionados de Colom (1992), Sánchez

(1996) y Rodríguez (2006), discrepan de los

resultados obtenidos por López et al. (2009) que

evidencian el incremento de la media de estancias

por problemas sociales.

Desconocemos las causas por las que los pacientes

han permanecido en el hospital tras el alta social.

Según nuestra experiencia, se podría asociar a la comorbilidad

e inestabilidad del PP y/o a cuestiones

de la organización interna del propio hospital, lo que

planteamos como objeto de futuras investigaciones.

No obstante, el 3,5 % de los pacientes tuvieron

que permanecer más tiempo en el hospital por problemas

sociales tras el alta médica. Desconocemos el

número de días que estos pacientes permanecieron

ingresados tras el alta médica, así como otros datos

de interés. Lo que planteamos como una limitación

del presente estudio

En conclusión, la identificación de los problemas

socio-familiares y el conocimiento del nivel de riesgo

social en los primeros días del ingreso hospitalario,

ha permitido que la trabajadora social pueda

planificar e intervenir de manera más eficaz y focalizada

en aquellos pacientes con más riesgo social y

por tanto, con más probabilidades de obstaculizar el

alta hospitalaria.

Coincidimos con Ollero y Orozco. (2011) en que

la utilidad del conocimiento del riesgo social en PP

constituye una dimensión necesaria de la atención

integral. En este estudio se muestra que dicho conocimiento

del nivel de riesgo social con la EG, ha

sido válido y compartimos con Díaz (2010) su utilidad

para el diseño de la intervención social en función

de las necesidades que descubre.

Asimismo compartimos las recomendaciones de

la Agencia de Calidad del SNS (2009) al asignar las

funciones de valoración e intervención del riesgo

social a los trabajadores sociales.

Agradecimientos

A Miguel Prados Rodríguez por la elaboración

de la base de datos y por haber estado involucrado

con ilusión y constancia.

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, vol. 85 (6), 1-12.
2 = 8,86 p <0,006
: días transcurridos desde el alta social hasta el

 

: edad, sexo (hombre-mujer),
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2 = 8,86 p <0,006
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: edad, sexo (hombre-mujer),

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