Comentarios de PAAIPEC: Análisis Demográfico

Envejecimiento y dependencia

El Índice de Envejecimiento representa el número de personas de 65 y más años por cada 100 habitantes. El porcentaje es de 14,59% para Andalucía, encontrándose los índices más elevados en las provincias de Jaén y Córdoba y los más bajos en Almería y Cádiz.











                   

La distribución de la población mayor de 65 años en Andalucía por municipios se concentra especialmente en municipios de Andalucía Oriental en zonas, en general, menos habitadas y municipios de sierra de Andalucía Occidental localizados en el norte de Huelva y Córdoba.

Figura 4. Población mayor de 65 años en los municipios de Andalucía. 2008

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Fuente: Padrón 2008.INE. Sº Epidemiología y S. Laboral. SG Salud Pública. C. Salud

 

La población mas envejecida, de 80 y mas años, tiene una distribución por municipios similar a la descrita para los mayores de 65 años.

 

Índice generacional de ancianos (IGA):

Representa el número de personas de 35 a 64 años por cada persona de 65 y más. Estima por tanto, el número de personas de 35 a 64 años que podrían hacerse cargo de cada persona de 65 y más. Teóricamente, relaciona la generación de los mayores con la de sus hijos, es decir, con la de sus cuidadores naturales y nos informa indirectamente sobre la necesidad de cuidados.  El siguiente  mapa muestra amplias zonas con un índice generacional de ancianos inferior a 1,61, es decir, con muy poca capacidad de cuidados, concentrado en el norte y este de Andalucía. Las zonas geográficas con potencialmente, más apoyo familiar, con índices IGA mayor de 2,60, se corresponde con el litoral andaluz y Sevilla, en su mitad sur y Cádiz.

 

 

Fuente: Padrón 2008.INE. Sº Epidemiología y S. Laboral. SG Salud Pública. C. Salud

 

Situación de dependencia

Las discapacidades que suponen dependencia, son aquellas que merman la capacidad para la realización de determinadas actividades de la vida diaria (ABVD).

Se estima que en la Unión Europea hay una prevalencia de dependencia de un 10% de la población. En España la principal fuente de información de la dependencia es la Encuesta sobre Discapacidades, Deficiencias y Estado de Salud (EDDES) de 1999, que estimó alrededor de 218.000 personas en toda España.

Recientemente se han publicado un avance de resultados de la Encuesta de Discapacidad, Autonomía personal y situaciones de Dependencia (EDAD), realizada durante el año 2008 por el INE. La tasa de discapacidad por cada 1000 htes de seis y más años, es diferente según CCAA, en Andalucía se estiman 716.100 personas.

La EDAD 2008 ha permitido disponer de datos actuales sobre la dependencia en Andalucía, cuantificando la necesidad de ayuda para las actividades de la vida diaria. Se estima que un 5,6% de los andaluces necesitan ayuda para las ABVD. Más del 32% de las personas mayores de 65 años tiene alguna discapacidad, y de cada 100 personas con dependencia, entre 65 a 68 son mayores.

En Andalucía, de las 552.000 personas mayores de 6 años con discapacidades en ABVD, el 79% recibe ayuda. Ello permite rebajar la severidad de sus limitaciones y reducir el número de personas que tienen un grado severo o total de discapacidad, que sería de 232.300 personas.

El 61,6% de la población con discapacidad son mujeres. En las edades más tempranas de la vida hay un mayor número de hombres con discapacidad que de mujeres, situación que se invierte en edades más avanzadas, con un punto de inflexión que se sitúa alrededor de los 45 años.

 

La esperanza de vida libre de discapacidad para las actividades de la vida diaria (EVLD) es el indicador más pertinente para aproximarnos a una estimación de los años que las andaluzas y los andaluces viven en situación de dependencia. Con datos referidos a la EDDES 99, en España, la EVLD al nacer era de 72,8 años para los hombres y de 75,4 años para las mujeres, mientras que, en Andalucía, la EVLD era de 66,97 años para los hombres y de 68,97 para las mujeres. Andalucía ocupaba en 1999 el puesto número 16 entre las comunidades autónomas en cuanto a EVLD.

Por término medio, en Andalucía, los hombres van a vivir 7,9 años de su vida en situación de dependencia y las mujeres 12,1 años. Así pues, las mujeres viven en promedio más años, pero muchos de ellos los viven en situación de dependencia. De hecho, según la Encuesta de Redes Familiares (ERF) del IEA, 2005, el 47,4 % de las mujeres mayores de 65 años afirman que necesitan ayuda para las ABVD, mientras que eso le sucede al 35,9% de los hombres de esa edad.

Con todo, esta diferencia de “necesidad de ayuda”, registrada en la ERF entre hombres y mujeres mayores de 65 años, tiene que ser interpretada tomando en consideración los roles de género.

La dependencia afecta más a las áreas geográficas y poblaciones pequeñas, con mayor tasa de envejecimiento. Una de cada tres personas con discapacidad vive en municipios menores de 10.000 habitantes, con lo que ello supone de dificultades de acceso a los recursos de ayuda.

La distribución por provincias no es homogénea, explicándose las disparidades por las diferencias existentes en la distribución de la población según el tamaño de los municipios o el índice de envejecimiento.

Figura 5: Distribución de personas de 6 o más años con alguna discapacidad por provincias andaluza. Tasas por 1000 habitantes

Fuente: EDAD-2008. INE

El 75% del total de las discapacidades afectan al desplazamiento, dentro y fuera del hogar, a la  realización de las tareas del hogar y de los cuidados personales y a la utilización de las manos y los brazos. El otro 25% básicamente se reparte entre los problemas de comunicación, de relación con el entorno y de las tareas cognitivas elementales.

La limitación física es la causa más frecuente, pero hay que tener en cuenta que en determinados grupos de edad, las limitaciones sensoriales o mentales pueden ser las más importantes.

Los escenarios que se plantean para el futuro son de aumento progresivo del número de personas en situación de dependencia, unido, básicamente, al progresivo aumento de la esperanza de vida. Las estimaciones realizadas a partir de la EDDES-99 hasta el 2025 en Andalucía se presentan en la Figura 6.

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Situación actual de la aplicación de la Ley para la Autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia.


El Ministerio de Sanidad y Política Social, edita un boletín mensual en el que se aporta información estadística del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD), que se puede consultar en http://www.saad.mtas.es/portal/documentacion/estadisticas/estsaad.html.

En el año 2009, en Andalucía se han realizado 282.415 solicitudes de reconocimiento del grado de dependencia, lo que supone el 30,30% del total de España, es la Comunidad Autónoma con mayor número de solicitudes, seguida de Cataluña (133.078, 14,28%) y el País Vasco (67.047, 7,19%).

Se han realizado 244.816 (86,69%) valoraciones de los que se han derivado 226.636 (80,25%) dictámenes, correspondiendo 113.923 (50,27%) al Grado III y 61.688 (27,22%) al Grado II, resultando un total de beneficiarios con derecho a prestación de 175.611 (77,49%).

En cuanto a las prestaciones identificadas en el Plan Individualizado de Atención (PIA), se dan los siguientes resultados:

También se puede aportar información respecto a los grados y niveles de las personas valoradas hasta la actualidad, teniendo en cuanta que la ley no se ha completado de implantar en su totalidad.

 

 

De los datos presentados, se observa que Andalucía es una comunidad que apuesta definitivamente por la aplicación de la Ley y conforme se van cumpliendo los años de implantación, se está llegando a las poblaciones previsibles, en cuanto a las prestaciones se observa un importante nivel de prestaciones vinculados a los cuidadores familiares frente al de los servicios profesionalizados, esta situación era previsible y así ha ocurrido anteriormente en los países de nuestro entorno.

La labor de cuidar tiene un coste muy importante y hay ocasiones en las que puede llegar a generar sobrecarga, aislamiento o insatisfacción en quien la ejerce. El interés de poner de manifiesto su existencia radica en que permite que la atención del sistema pueda centrarse también en la persona que cuida y no solo en la persona que es cuidada. Los factores que más determinan la sobrecarga están en relación con el peso de las cargas de los cuidados, con las renuncias personales (a la vida laboral, al desempeño de otros roles familiares y sociales, a los proyectos de futuro, con anulación del plan de vida propio) y el déficit de autocuidado.

* Tomado del análisis de situación del IV PAS

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