Comentarios de Implicaciones socioeconómicas

¿Por qué es importante este tema?

En la actualidad resulta obvio que la demanda de servicios sanitarios está saturando los recursos disponibles en todas las sociedades del mundo, lo que amenaza no sólo a la sostenibilidad del sistema sanitario, sino a la de la economía global. El aumento de la esperanza de vida es uno de los factores más estrechamente asociados a este desafío. En los EE. UU., por ejemplo, el coste sanitario de la población mayor de 85 años es seis veces mayor al de la población con edades comprendidas entre 50 y 54, y, a su vez, el doble que el correspondiente al grupo de edad comprendido entre 75 y 79 (1).

Existen diversas teorías acerca de cómo se relaciona el aumento de la esperanza de vida con la carga de la enfermedad y los costes asociados. La teoría de la expansión de la morbilidad sostiene que aumentará el número de años durante los que los humanos vivirán con enfermedades (2), mientras que la teoría de la compresión de la morbilidad (3) describe una situación en la que un aumento de años de vida saludable llevará a un aplazamiento de las enfermedades y sus costes a etapas más avanzadas de la vida (esto es, comprimiéndose en ese segmento de edad). Estas diferentes opiniones tienen importantes repercusiones sociales, políticas y económicas. Como sociedad, si invertimos en recursos para prolongar la vida de los pacientes, esto expandirá su morbilidad. Por el contrario, si establecemos los riesgos y hábitos de vida como los objetivos, probablemente retrasaremos y comprimiremos dicha morbilidad (4).

Con independencia del modo en el que las sociedades decidan asumir los desafíos asociados a las enfermedades crónicas, cualquier medida política o económica necesitará tener en consideración el hecho de que la mayoría de los costes no están asociados a los servicios clínicos sino a las pérdidas de productividad (5, 6). También se tendrá que tener en cuenta que el gasto en atención a largo plazo representará una proporción creciente de los costes de atención sanitaria en todas las economías, incluso en los modelos predictivos de contención de coste (7) más optimistas. Probablemente esto se agravará a medida que aumente el número de enfermedades crónicas que sufre una misma persona (8).

A pesar de la gravedad de la situación, ni las organizaciones ni los gobiernos están adoptando de un modo decidido medidas para luchar contra la epidemia de las enfermedades crónicas. Algunas organizaciones de consumidores sí que se están centrando en el tratamiento médico de enfermedades específicas, a veces actuando como grupos de presión para aumentar las inversiones que se realizan en tratamientos, descuidando, en cambio, la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades. Los donantes mundiales están gastando la mayor parte de sus fondos en hacer frente a enfermedades infecciosas y en mejorar la salud materno-infantil. Por tanto, muy poco de estos fondos se dedica a luchar contra las enfermedades crónicas, y todavía menos a afrontar los desafíos asociados a la polipatología.

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