Comentarios de Atención primaria, servicios institucionales y procesos de gestión integrada

¿Qué hay que saber?

En el 25º aniversario de Alma Ata (80), la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció que la epidemia de enfermedades crónicas ha provocado la aparición de muchos retos nuevos para la atención primaria. A medida que aumenta la necesidad de contar con un sistema sanitario integral que garantice la continuidad y la coordinación de los servicios sociales y sanitarios será inevitable que valoremos y redefinamos las funciones y competencias de todos los profesionales de la salud. No está claro cómo se podría conseguir esto con éxito (81). Es probable que la cartera de servicios de atención primaria se amplíe para cubrir las necesidades no sólo de una población de pacientes cada vez más compleja, sino también de las personas que los cuidan (82).

Por otra parte, sería necesario mantener el equilibrio entre el interés creciente de los médicos de familia por la atención individualizada en la asistencia primaria y su papel como proveedores de servicios basados en la población en relación con el fomento de la salud y la prevención de enfermedades. Los riesgos de la fragmentación quedan subrayados por la evolución de la especialidad en medicina de familia en España. Cuando apareció, se llamó “Medicina de familia y comunitaria”, y el médico de familia actuaba como experto clínico en salud pública. Más tarde, la especialidad evolucionó y se otorgó a los médicos de familia una mayor capacidad de acción en la esfera clínica, sin dejar de lado las actividades de prevención (83, 84). El aumento del volumen de trabajo provocó la profesionalización de las actividades de salud pública y la designación de personal adicional como expertos en salud pública responsables de los programas de fomento de la salud comunitaria y de iniciativas selectivas que se centraban en poblaciones concretas  (85) en colaboración con el médico de familia. Habrá que prestar mucha atención a si es necesario fomentar o evitar la aparición de nuevos tipos de profesionales de la salud, y a cómo se puede llevar esto a cabo.

También será necesario innovar de forma audaz para reducir la carga de los médicos a consecuencia de su papel como integradores de prácticas clínicas. Un estudio de once médicos de familia de diferentes regiones de los EE. UU. descubrió que el 13% de la jornada laboral se empleaba en la coordinación de la asistencia (86). Otro estudio de dieciséis especialistas en geriatría reveló que empleaban el 14% de su jornada laboral también coordinando la asistencia entre visitas, sin recibir por ello ninguna remuneración (87). Este tipo de innovaciones deberían centrarse en reducir con éxito el número de pacientes por médico o en pagar la coordinación de la asistencia, como propusieron el  Colegio Americano de Médicos y la Academia Americana de Médicos de Familia (88), o en la implicación de otros miembros del equipo de atención primaria dedicados exclusivamente a la coordinación de la asistencia (89,90). 

Es necesario que se produzcan cambios similares en el papel de la enfermera, especialmente a medida que el valor de las curas da paso al valor de los cuidados. Es inevitable que el personal de enfermería adquiera mayores responsabilidades (91). Sin embargo, queda pendiente resolver el problema de cómo asegurarse de que los pacientes confíen en su criterio cuando realicen tareas que antes estaban limitadas a los médicos, y que estos últimos no se sientan amenazados por ellos. A medida que la enfermería adquiera más autonomía, muchas de sus tareas actuales las llevarán a cabo ayudantes y auxiliares (92). Aún no está claro con qué rapidez, profundidad o hasta qué nivel se producirá esta transición.

Los roles profesionales en los hospitales también están cambiando. El ejemplo más claro es el papel que los especialistas en medicina interna general tienen en estos baluartes de especialización. Por ejemplo, en los EE. UU. la proporción de pacientes gestionados por especialistas en medicina interna general aumentó un 29% por año entre 1997 y 2006 (93). En otros países, como España, a pesar del desarrollo de especialidades médicas, la medicina interna general sigue siendo el eje de los servicios médicos de la mayoría de hospitales  (94). Esto ha ofrecido la oportunidad de que se produzcan grandes adelantos en la atención a los pacientes. En 1996 un estudio acerca de la coordinación entre los niveles de atención sanitaria llevó a la propuesta de un trabajo conjunto entre los médicos generalistas de atención primaria en la comunidad y los especialistas en medicina interna como médicos generalistas en los hospitales con el fin de introducir un modelo de atención compartida (95). En 1997 la Sociedad Española de Medicina Interna y la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria propusieron un modelo de coordinación entre los niveles de asistencia sanitaria basado en este trabajo conjunto del médico de familia y el especialista en medicina interna general. La propuesta reconocía el papel del médico de familia como el agente primario del paciente, mientras que el especialista en medicina interna general, que actuaba como generalista en el hospital, tendría la función de segundo agente puente dentro del contexto hospitalario. Este agente puente no interferiría en la función del médico de familia, pero facilitaría la integración del acceso a los servicios desde una posición privilegiada, la que le otorga el ser un profesional de hospital multifuncional, con acceso a los recursos de diagnóstico de ese nivel, y el recurso de una “cama” cuando fuera necesario (96, 97). Una de las contribuciones más innovadoras y genuinas de este enfoque fue otorgar un liderazgo conjunto a los médicos de familia y a los especialistas en medicina interna general, con la responsabilidad de optimizar la comunicación y de coordinar los servicios en los diferentes niveles de asistencia. Hay una serie de estudios que han analizado el impacto de este enfoque  (98,99), y que ponen de relieve la mejora de la satisfacción profesional (100,101). Sin embargo, aún se desconoce su eficacia en comparación con otros modelos de coordinación de la asistencia sanitaria (102,103).

Otro aspecto que merece atención es la maraña de signos, síntomas y dolencias que impide que la mayoría de pacientes con múltiples enfermedades expresen sus preocupaciones reales en un entorno de atención clínica. Sólo se puede conseguir tener autoridad sobre la problemática de estos pacientes mediante la comprensión compartida, y el médico de atención primaria se encuentra en una posición privilegiada para conseguirlo, especialmente si se da la misma importancia a la historia que cuenta el paciente sobre la enfermedad, la historia de los médicos acerca de la enfermedad y la relación entre médico y paciente.

Otro aspecto al que se debe prestar atención es el papel que deben tener los equipos de atención sanitaria primaria, dado que las enfermedades crónicas múltiples suponen un reto para todos los roles y flujos tradicionales dentro del sistema sanitario (104-106). Algunos autores consideran que los equipos sanitarios son incompatibles con la atención personalizada (107). Otros son partidarios de equipos con una mayor flexibilidad dentro de una estructura de gestión única que una la atención primaria y los hospitales (108). 

Aún no se ha valorado el impacto de las políticas sanitarias que combinan reingeniería de procesos con unidades de gestión clínica descentralizada (109). Se deberán tener especialmente en cuenta las políticas adecuadas de acreditación y de certificación de calidad para los servicios ofrecidos dentro de este contexto  (110,111) y a nivel de los hospitales (112,113). Se necesitarán nuevos sistemas para clasificar a los pacientes según criterios individuales o de grupos de población, especialmente para facilitar una distribución adecuada de los recursos  (114,115). Esos sistemas se deberán diseñar y evaluar con suma atención para evitar la discriminación de las poblaciones más mayores o de cualquier otro grupo con una alta proporción de pacientes que sufran múltiples enfermedades crónicas.

Comentarios existentes

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Estoy totalmente de acuerdo con Lola Nieto. En cuanto al documento, me parece acertadísimo que sean los médicos de atención primaria en ese nivel y los internistas en especializada los que coordinen funciones y esfuerzos. El problema reside en la falta de tiempo, la desmotivación y el distanciamiento q sigue existiendo entre ambos niveles. La teoria es evidente pero la puesta en marcha dificil de acometer tanto por un lado como por otro. Es una pena xq los profesionales dan el 100% pero aún asi no cubren todas las necesidades del sistema.

28/12/2014 Eva Martin Ruiz
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Totalmente de acuerdo con lo comentado por un compañero de la competencia corporativista y cómo se trata de limitar/ defender espacios e intervenciones a determinados perfiles profesionales, cuando sabemos y se demuestra en otro entornos el valor de la multidisciplinariedad y la capacidad que tienen determinadas profesiones, léase, la enfermería, para el desarrollo de nuevos roles y papel en la atención de pacientes crónicos complejos. Existen investigaciones sobre la temática abordaba en este capítulo que muestran resultados muy positivos de “cambios” en los roles de la enfermería.

El papel de la enfermería en la atención de estas personas es fundamental. Actualmente es muy importante el respaldo y apoyo de la ciudadanía, así como un reconocimiento de las actividades que desde la profesión se están desarrollando. Se necesita de un apoyo institucional y de un empoderamiento de la figura de la enfermería en ambos niveles asistenciales.

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Añadir que para definir o re-definir funciones se hace necesario que los profesionales no tengamos la sensación de pérdida de funciones

saludos

clara

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Aunque ya se ha dicho, creo que es importante retormar la idea, es preciso redefinir los papeles y las competencias de los profesionales, concretamente el papel de las enfemeras en actuaciones en pacientes crónicos, sobe todo en aquellos contextos o administraciones en las que no están definidas como debieran

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Totalmente de acuerdo en que hay que abandonar la dinámica corporativista. Hay que definir bien las competencias, formar a los profesionales para que puedan asumirlas y darles las herramientas. Por ejemplo en el caso de la enfermería: una profesional que estudió hace treinta años y lleva trabajando en el hospital desde entonces, es trasladada a AP, sus competencias básicas como proveedora de cuidados lógicamente las tiene, pero ¿qué formación en materia comunitaria, de seguimiento de tratamientos crónicos... tiene? Pues se le exigen, y además a contrarreloj y con deficit de personal. Los médicos de familia, adquirimos las competencias en nuestra formación, pero como bien se decía en el texto, la burocracia y la excesiva demanda asistencial, hacen que el desgaste y el sobreesfuerzo personal sea importante.

Tengo la sensación de que aún nos movemos en un escenario de "hago lo que puedo" pero que seguimos trabajando en descoordinación

 

12/07/2012 Manuel Ollero
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Adaptar las competencias de los profesionales a las necesidades de los pacientes  es uno de los grandes retos de futuro. No podemos tener un concepto cerrado de las competencias. Existe una clara tendencia corporativista que lleva a intentar apropiarse cada colectivo de  los conocimientos. Los médicos que quieren apropiarse de la prescripción, los hospitales que intentan apropiarse de las exploraciones y la tecnología, los especialistas de órganos que se apropian de las enfermedades. Es necesario superar la dialéctica corporativista.

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La especialización es necesaria en determinados ámbitos pero no debe priorizarse sobre la atención integral del paciente, un equipo multidisciplinar dotado de las adecuadas competencias es fundamental para la atención adecuada de las demandas de un grupo cada vez mayor de población.

Es nuestra responsabilidad la formación de los profesionales del futuro y para ello debemos conocer las competencias profesionales que requieren nuestros usuarios actuales y las demandas que presentarán en el futuro.

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El papel de los profesionales que trabajan de forma multidisciplinar en la Atención Primaria es crucial en la gestión de los pacientes con enfermedades crónicas, pero se debe realizar una buena definición del perfil de competencias de cada estamento con el fin de dar de una forma más eficiente una atención, prevención y promoción de la salud tanto a nivel individual como de la comunidad donde se trabaja.

Las respuestas del día a día se dan y resuelven en los centros de salud pero es fundamental que se desarrolle la coordinación interniveles, bien de forma legislativa, con la aplicación de las leyes vigentes (desarrollo de la Ley de Cohesión y Calidad) o de futuras, pero debiendo estar en todas ellas el paciente como eje del sistema.

Sería de gran utilidad un análisis realista de los diferentes modelos de gestión desarrollados hasta el momento con el fin de poder sacar lo mejor de cada uno y según los recursos disponibles poder aplicarlos de forma coordinada, siendo todos los niveles implicados los que salgan beneficiados en pro del paciente, no sólo los aspectos como listas de espera o tiempos de espera a intervenciones que son más valorados por nuestros gestores a niveles macro.

02/04/2012 Manuel Ollero
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La definición de los perfiles competenciales de los profesionales es un aspecto esencial. Las diferentes disciplinas han de adaptar sus competencias a las nuebas necesidadedes y las soluciones no siempre pasan por la especialización. Durante años hemos asumido que ante cualquier problema la mejor solución es la especialización. UN problema genera unas necesidades. Surge un área de conocimiento. Se desarrolla una catedra y luego un servicio. Es la espiral de la atomización. Generalmente la vía más eficiente suele ser incoprporar las competencias a los profesionales y no la atomización.

Por ejemplo la formación geriatrica  o en cuidados paliativos a múltiples profesionales con formación generalista probablemente mejore más el acceso  de la población a unos servicios de calidad que el crear un reducido cuerpo de elite al que accede a unas minorías.

20/03/2012 Conchi Candela
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La especialización de la medicina, en sus multivariantes cajones estanco dificulta la interrelación y la comunicación máxime interniveles. Sin duda sería beneficioso para las personas que esos compartimentos estuvieran intercomunicados, que hubiera un flujo de comunicación.

La enfermería, realiza muchas más funciones que curar, es cierto, pero igual que en otras profesiones, hay quienes tienen más implicacióny quienes menos. Creo profundamente que el sistema mejoraría, aunando la personalización en procesos complejos, pero no generalizándola a cualquier actividad, dentro de una unidad de gestión clínica en la que puedan gestionarse los recursos económicos y humanos de manera más descentralizada.

18/03/2012 Lola Nieto
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Realmente el papel de la atención primaria y sus especialistas en medicina de familia es crucial en la gestión de las enfermedades crónicas. Actualmente los tiempos y la sobrecarga de trabajo no les permite desarrollar su papel, fundamentalmente en temas de educación, prevención y promoción de la salud. 

El centro de salud y sus enfermeras, trabajadores sociales, y la propia comunidad, deberían ser el centro donde el paciente con enfermedades crónica encontrara la mayor parte de las respuestas a sus necesidades, las del día a día, las básicas y más primarias. 

Desde el hospital, para aquellos casos complejos y en momentos de desestabilización, el papel de los internistas generales es también esencial. El ingreso debería de ser aprovechado para establecer puentes entre ambos niveles y fijar metas conjuntas, siendo el propio paciente el protagonista. 

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